La comediante, actriz y locutora Señorita Bimbo se presentó en el Teatrino de La Trapalanda en el marco de la Feria del Libro Juan Filloy, donde compartió una charla-taller sobre los procesos creativos, la valentía y la búsqueda personal. Señorita Bimbo dialogó con Otro Punto en una entrevista íntima en la que repasó su trayectoria, su historia y sus aprendizajes.
Fotos: Santiago Mellano

Con su inconfundible estilo, María Virginia Godoy, más conocida como Señorita Bimbo, llegó a Río Cuarto para hablar de arte, identidad y coraje creativo. Ante un auditorio colmado, reflexionó sobre el error como parte del proceso, el impacto de las redes sociales, la construcción de una voz propia y la importancia de animarse a hacer incluso aquello que da miedo. Después del encuentro, conversó en profundidad sobre su recorrido profesional, su historia personal y los desafíos emocionales que atravesó en los últimos años.
La comediante, actriz y locutora argentina Señorita Bimbo se presentó en Río Cuarto, en el Teatrino de La Trapalanda, donde dictó la charla-taller “La valentía de crear. Animarse a bajar ideas y crear seas quien seas”, en el marco de la Feria del Libro Juan Filloy. La actividad, presentada por la comediante y psicóloga Jazmín Mosquera, reunió a un público interesado en conocer su mirada sobre la creación, el error, las redes sociales y los procesos personales que atraviesan a quienes se dedican al arte.
María Virginia Godoy, conocida artísticamente como Señorita Bimbo, ha desarrollado una trayectoria multifacética que abarca teatro, radio, televisión, comedia stand-up, activismo social, entre otras. En sus inicios, participó como actriz en montajes como Feizbuk Freaks (2010) y luego se sumó a la televisión como notera en el ciclo Un Mundo Perfecto, de Roberto Pettinato. Más adelante incursionó en cine con roles en películas como El Eslabón Podrido (2015) y en series entre las que figura Lobo (2012). En el ámbito de la radio ganó notoriedad al conducir el programa Furia Bebé junto a Malena Pichot y Martín Rechimuzzi en FutuRöck, donde combina humor irreverente con temáticas feministas y políticas. También desarrolló formatos más íntimos, como Un Loco en el Camino, pensado para la compañía nocturna y la participación de oyentes, en sintonía con su compromiso con la radio como espacio de escucha.
En el escenario de la comedia, ha protagonizado espectáculos de stand-up donde aborda con crudeza y humor cuestiones de identidad, cuerpo, feminismo y cannabis, consolidándose como una voz visible en espacios de liberación cultural. Su participación en festivales, giras por Argentina y Chile, y talleres enfocados en una comedia libre de machismo la posicionan como referente de una nueva generación de humoristas que entrelazan arte, activismo y transformación social.

Señorita Bimbo ha contado públicamente que su historia de origen está atravesada por una adopción irregular que ella misma define como “apropiación”. Si bien fue criada por la cantante de tango Virginia Luque y el locutor Lionel Godoy, reveló que no es hija biológica de esa familia y que llegó a ese hogar con apenas días de vida, sin documentación clara sobre su nacimiento. Con los años entendió que su caso se enmarca en las adopciones no legales que fueron frecuentes en distintas épocas del país, lo que la llevó a explorar su identidad desde una perspectiva más amplia y compleja.
Tras la charla brindada en la ciudad, Bimbo ofreció una entrevista a Otro Punto en su camarín. Allí retomó varios de los ejes compartidos en escena, repasó sus proyectos, habló de su historia personal y también de lo que la motiva actualmente.
-En la charla dijiste que considerás que entre el fracaso y el éxito hay colores. ¿Creés que en este camino que transitaste también hubo colores?
–Sí. No sé qué cosas de las que hice se pueden considerar un éxito; sé que tuve momentos de mucha exposición o de mucha gente prestando atención, pero también sé que son igual de valiosos que los otros. Yo ya no me fijo en los números del podcast. Siempre traté de negociar entre lo que me gustaba y el trabajo. Tuve suerte, porque yo vivo de la obra Sex, entonces puedo hacer otras cosas. Así que sí, está lleno de colores y todo el tiempo hay que sostenerse. Si no, es muy fácil pensar que porque no estás en ciertos lugares o haciendo cierto contenido ya no importás o no tenés nada para ofrecer. Considero que de todo se aprende.
-¿Qué significa para vos la “valentía de crear”?
-Primero tuve que ser valiente para animarme a existir. Por ejemplo, pasar de ser solo estudiante de teatro a ir a un casting, a hacer algo propio. Ese proceso me llevó tiempo. Todo el tiempo me enfrento a esa valentía porque también da miedo lo que vayan a decir o cómo lo vayan a recibir, pero lo hago igual. Aprendí ese ejercicio de cerrar los ojos y saltar. Este año, con Anacleta Heroína (espectáculo tipo café-concert), me animé a cantar. No soy la mejor cantante del mundo, pero lo hice y nos divertimos mucho.
Consultada por el hate y las críticas, y sobre si esto afecta a un artista, Bimbo reflexionó: “No me quiero acostumbrar a recibir agresión porque la gente pueda, pero también es parte de mostrarlo. Siempre se reciben críticas al ser una persona pública. Pero eso no puede detenerte, porque no le vas a gustar a todo el mundo. Es difícil; de hecho, complica a celebridades de todo el mundo que entran en depresión. Pero los demás no pueden detenerte de hacer lo que querés: hay que animarse”.
Sobre esto, la artista suma: “La mayoría de la gente que admiramos lo hizo muchísimas veces y se equivocó montones de veces. Es un error creer que el arte es de unos pocos, que la cultura pasa solo en ciertos espacios o que hay algo que tienen los demás que yo no tengo. Obvio que hay talentos increíbles, pero todos podemos crear”.
En este proceso de animarse, Señora Bimbo cuenta que hoy ya no la llenan las mismas cosas que antes y que incluso le gustaría hacer una carrera universitaria. Su mayor sueño, dice, es ser útil para otro. “Tengo 45 años y hay cosas que pienso ‘¿por qué no me di cuenta antes?’, pero no importa: no es tarde”.

-Otra de tus facetas es la del activismo feminista. ¿Cómo empezaste a involucrarte?
-En un momento tuve mucha exposición respecto a ese tema. Me enfrentaba con personas o salía enojada en cámara y no logré nada. A veces tiene más que ver con uno, con una necesidad personal más que con la causa. Y también fue aleatorio: nos prestaron atención a un grupo de comediantes, mujeres que veníamos de otro palo, que no éramos académicas ni trabajábamos específicamente en género. Se dio que terminé hablando en el programa de Jorge Rial y participando en la votación. Nos pusimos un tema encima porque era inevitable y porque, ya que nos estaban enfocando la atención, lo usamos para eso. Pero el costo emocional para mí fue muy alto. Hay gente que supuestamente quiere lo mismo que vos, pero le molesta que seas vos quien está hablando. Yo era bastante inocente en eso y me hizo muy mal. Entonces dije: ‘Hablen ustedes’. Yo voy a ejercer mi feminismo en mi propia vida, y donde sea que vaya esa mirada va a estar. Trabajaré con mujeres y otras identidades, pero no voy a expresarme sobre cada cuestión. Mi opinión no es tan importante y no quiero opinar sobre todo. Pero me siguen importando e interpelando las mismas cosas.
-En su momento hablaste también de tu vida personal. ¿Qué aprendizajes te dejó esa búsqueda?
-Hablaba de muchas cosas antes. Estaba muy hacia afuera. Poder hacer público eso en ese momento me dio mucha perspectiva. Pude hablar con gente a la que le pasó lo mismo. Encontré una ONG que hace un trabajo muy valioso: me acercaron un kit de ADN para conocer mis orígenes étnicos y poder comprender más sobre el tema. Siempre que uno se expresa logra alivio. Aparece información. Es un tema que hay que hablar; son secretos a voces en las familias, en los barrios. Es la historia de la humanidad, entonces está lleno de esas historias. Fue impresionante la cantidad de mensajes que me llegaron. Me hizo bien hablarlo y también, con mis procesos, se fue acomodando en algo que hoy ya no necesito seguir investigando.
-¿Cuál fue el mayor acto de valentía de tu vida?
-No darme por vencida. Seguir viviendo y buscar esas ganas de vivir, que hoy ya son mías, pero que tuve que ir encontrando a lo largo de los años. Siempre hay una parte mía que me quiere sacar adelante, que me saca de los pozos, que quiere estar más sana. Creo que eso lo tenemos todos: es una fuerza vital. Buscando fui encontrando. Me considero valiente porque me animo a volantear, a decir “esto no va más” y cambiar de rumbo. No me quedo en la zona de confort.
La visita de Señorita Bimbo dejó algo más que una charla: dejó un clima de cercanía, de reflexión y de impulso a crear sin pedir permiso. Entre anécdotas, confesiones y aprendizajes, la artista invitó a repensar la relación con el error, la exposición y la validación externa. Su paso por Río Cuarto mostró, una vez más, que la valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión de avanzar igual. Y en ese gesto, tan simple como poderoso, quedó resonando su mensaje: todos tenemos algo para contar, y nunca es tarde para empezar.


