La quita temporal de retenciones duró apenas tres días, ya que se alcanzó el cupo de 7000 millones de dólares que había previsto el gobierno nacional. La disposición no benefició a pequeños y medianos productores, quienes se opusieron desde el inicio a lo que consideraron un “manotazo de ahogado” para compensar la falta de dólares en medio de una fuerte tensión cambiaria.
“Estos parches no benefician ni aportan nada a la política agropecuaria y hacen que el productor tenga más desconfianza. Pareciera que somos una pata netamente recaudatoria para el gobierno nacional”, planteó Patricio Kilmurray, prosecretario de Cartez (Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona). El dirigente ruralista se refirió a la quita temporal de retenciones a granos y subproductos que duró apenas 72 horas, ya que se alcanzó el tope de USD 7 mil millones que precisaba el gobierno para abastecer las reservas del Banco Central. “Los productores en general no liquidaron nada en estos tres días. Lo hicieron unas tres o cuatro exportadoras, según ha trascendido. Al productor esto no lo benefició en nada”, dijo Kilmurray en diálogo con Otro Punto.

El anuncio tuvo lugar este lunes y se planteó que abarcaría a granos y subproductos hasta el 31 de octubre o hasta alcanzar el tope de 7 mil millones de dólares (lo que ocurrió el miércoles por la noche). En el caso de la carne bovina y aviar, en las últimas horas se confirmó que el esquema de “retenciones cero” seguirá vigente hasta fines de octubre. En tanto, para la soja se volverá a tributar el valor previo (26%); 9,5% para el maíz y sorgo y 5,5% para el girasol. Para evitar el pago de retenciones, quienes querían acceder al beneficio debían liquidar el 90% de los dólares obtenidos (ingresarlos al BCRA a cambio de pesos) hasta tres días hábiles después de la operación.
Aunque la Sociedad Rural Argentina, presidida por Nicolás Pino, celebró la medida ni bien fue anunciada, desde la entidad de Río Cuarto analizaron que no tendría un impacto positivo para los pequeños y medianos productores. “Siempre dijimos que no era una medida pensada para beneficiar a los productores. Era necesaria para el gobierno por la situación del momento y porque necesitaban divisas. Fue netamente una maniobra para acomodar una situación crítica y encontraron en las exportaciones la posibilidad de recaudar ese dinero y lo lograron. No fue a través de aumentar un impuesto o confiscar aún más la renta sino sobre productos ya acopiados, sobre todo en las exportadoras”, explicó Heraldo Moyetta, presidente de la Sociedad Rural Río Cuarto.

Moyetta remarcó que la entidad local celebra toda baja impositiva pero esta última medida fue cuestionada porque “claramente se tomó de un día para el otro”. El dirigente ruralista aseguró que una semana antes, en la Expo Rural, el secretario de Agricultura de la Nación, Sergio Iraeta, no anticipó nada en relación a la medida que rigió durante 72 horas. Por el contrario, el funcionario nacional emitió un discurso cauto en el que planteó que “este es el camino”, en alusión a una baja progresiva de las retenciones. “Ellos (por el gobierno) tomaron esta medida como un éxito. Se dio a través de lo que producimos y no con la elevación de un impuesto. Eso puede ser discutible o no pero, en definitiva, no es lo que los productores y dirigentes rurales reclamamos hace tanto. Nosotros queremos que haya una baja de retenciones que efectivamente traiga mayor producción y un beneficio al sector”, consideró el productor agropecuario.
Desde la entidad, plantearon que los ciclos de producción son largos e incluso, previo a que el gobierno alcanzara el tope de dólares que precisaba, hubo productores que realmente consideraron modificar sus esquemas de siembra, quizás “confiando” en que luego del 31 de octubre se podía llegar a extender la medida.

La Sociedad Rural local ha dado cierto aval al rumbo adoptado por el gobierno nacional en ciertos aspectos pero se desmarcó en otros como, por ejemplo, la reestructuración que se había planteado inicialmente para el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). “A veces cuesta analizar si el rumbo es el correcto porque la ciudadanía está haciendo un esfuerzo enorme. Tampoco vemos una oposición constructiva o nuevos actores. Hay mucho por mejorar. Es difícil cuando no se dialoga y las cosas se hacen vía soberbia y verborragia. Hay cosas que están bien pero otras que hay que acomodar. No es cuestión de desarmar todo y ‘después vemos’”, opinó Moyetta en diálogo con Otro Punto.
Las distintas entidades ruralistas parecen coincidir en que esta medida temporal y “express” podría traer como único saldo positivo que el Gobierno se disponga a avanzar en una quita definitiva de los derechos a la exportación. El prosecretario de Cartez también mencionó que otro de los trascendidos que genera dudas en el sector es que el reciente regreso al esquema previo también podría estar vinculado con una exigencia del Fondo Monetario Internacional. “Ahora estamos en las puertas del comienzo de la siembra gruesa. Entonces los productores vamos a sembrar pero no vamos a saber cuáles van a ser las políticas agropecuarias durante la época de cosecha y cómo se regirá la producción ganadera, lechera y de granos de ahí en adelante”, aseguró el dirigente ruralista de La Carlota, quien hizo hincapié en que la mayor crítica a la medida pasa por haber generado aún más incertidumbre en los pequeños y medianos productores.
Sobre las deudas pendientes del gobierno de Javier Milei (quien hace algunas semanas intentó elogiar al sector diciendo que “para proteger a la industria se le robó al campo”), Kilmurray señaló que el actual gobierno había prometido una quita total de retenciones desde el día 1. “Pero no estamos diciendo que tiene que haber un cambio drástico, de hoy para mañana. Lo que sí necesitamos es poder proyectar y este gobierno no lo entiende o tiene otras prioridades. Hoy el mundo demanda cada vez más alimentos y Argentina produce alimentos de gran calidad. Necesitamos que nos incentiven a mejorar y multiplicar la producción agropecuaria y el gobierno debe conseguir nuevos mercados internacionales para que podamos exportar, que haya un ingreso de divisas y, sobre todo, una mejora para el sector”, consideró. El dirigente también cuestionó la caída del consumo, más allá de cierta desaceleración de la inflación. “Tendrían que buscar la manera de equilibrar la microeconomía porque la brecha entre salario/jubilaciones y los precios es muy grande. No es que la gente no quiera comer ciertos alimentos, sino que el salario no les alcanza”, consideró Kilmurray.

Claudio Demo, integrante de la FECOFE (Federación de Cooperativas Federadas), se refirió también a la crisis que enfrentan los productores que generan alimentos para el consumo interno. Como pequeño productor del sector porcino, aseguró estar trabajando prácticamente a pérdida. Explicó que, al haber un dólar subvaluado, se dificulta competir con el cerdo que ingresa desde Brasil. Agregó que la industria avícola también atraviesa una crisis profunda que ya comenzó a evidenciarse con despidos, pagos de salario en cuotas y plantas que están al borde de bajar la persiana.
Demo consideró que, con el dólar planchado como se encuentra actualmente, “no tendrían sentido las retenciones” pero remarcó que “hay una costumbre histórica que si se saca bruscamente, sin un acomodamiento, se pueden perjudicar a otros sectores”. En este sentido, Moyetta consideró que la quita de retenciones debiera acompañarse de una reforma tributaria “integral y moderna” y que es necesario “pensar en una quita de las retenciones que contemple el después. No podemos tener una producción en detrimento de otras, debemos tratar de convivir con un sistema tributario justo y moderno para cada una de las actividades productivas”.
Tanto desde la SRRC como desde Cartez, coinciden en que más allá del reclamo por la quita de las retenciones, se debiera avanzar en una reforma tributaria y laboral. “Siempre vamos a avalar la baja impositiva pero no temporal”, señaló el presidente de la SRRC y agregó que, más allá de que dependerá del estado de la macroeconomía, el sector considera que no debieran pasar más de dos años hasta lograr retenciones cero.

