Sesenta personas viven en la calle
Noches de sueños rotos
La cifra se duplicó en el último año. Duermen en veredas, recovecos o en la terminal de ómnibus. La ola de frío polar expuso con toda crudeza una realidad invisible. Testimonios nocturnos de los que viven este drama diario. Qué respuesta tiene la Municipalidad.
Con el aliento congelado en una gélida noche en Río Cuarto, Jesús se aproxima a un auto. Labura como “trapito” y junta unos pesos que le dan aquellos que se detienen fuera del estacionamiento de la terminal de ómnibus. Alrededor de la medianoche enfila hacia adentro. Con el poco abrigo que tiene encima, se acomodará para pasar la madrugada en un suelo que transforma cualquier hueso en estalactita. Jesús y otros como él que empiezan a extender sus cuerpos sobre cuatro o cinco butacas de plástico no esperan un colectivo, sino sobrevivir una noche más al frío en un sitio que se torna silencioso cuando el ajetreo se apaga.
Es casi la 1 de la madrugada y el frío ya no se soporta. Dentro de la terminal la situación no mejora demasiado. Jesús tuvo una jornada más larga y recién está por entrar. “Hace un tiempo que ya estoy acá. Me han querido correr varias veces. Generalmente estoy afuera hasta las 11 o 12 de la noche, después me meto”, cuenta. Lo poco que tiene lo tiene encima. “No tengo nada, ni frazadas, ni abrigo. Poco para pasar el frío. Nos han traído comida. A veces hay que dormir en el baño o en algún rincón que se encuentre”, dice resignado.

La crudeza del invierno vuelve a poner de plano una realidad que creció en el último tiempo. Cada vez son más las personas en Río Cuarto en situación de calle. Se estima que el número se duplicó en el último año, de 30 a 60. Mientras algunos buscan en su casa alguna fuente de calor extra, otros ni siquiera pueden hacerles frente a las bajas temperaturas.
Uno de los sitios en donde más se pudo ver estas noches gente durmiendo fue en la terminal de ómnibus. Al estar abierta toda la madrugada, proporciona un refugio. Al menos, del viento, porque el frío cala hondo de todas maneras. “Por ahí en estos días de más frío encuentran lugares más reparados, porque acá hace realmente frío de noche. Cuando está más lindo el clima, se ve más gente acá”, cuenta Federico, vendedor de boletos de la empresa Vía Tac.
Federico realiza el turno nocturno de uno de los últimos locales hacia la izquierda ingresando por la entrada principal. De ese costado se conforma una especie de refugio de varias personas que encuentran su lugar para acomodarse y pasar la noche. “Yo trabajo cinco días a la semana acá y se ve mucha gente. En las esquinas, en los bancos, cerca de los baños. Gente con problemas de droga, algunos sin casa”, narra el boletero que tiene una perfecta visión del último rincón norte de la terminal.
Pasada la medianoche cesa la actividad de las salidas de colectivos y la escena se presta para buscar un rincón donde los sueños serán atravesados por el gélido ambiente. “Acá no los dejan dormir tan temprano por el movimiento de la gente”, agrega Federico y destaca: “Hay gente que los ayuda. Las chicas que trabajan en los locales son muy gentiles y les dan una mano”.

Del otro lado de la terminal trabaja Nicolás, vendedor de pasajes de la empresa Chevallier. Su turno dura toda la madrugada. “Se suele ver mucha gente, sobre todo en la otra punta, allá es donde se acomodan”, confirma con respecto a lo que contó su colega. “Después de las 12 entran. La gente los suele ayudar y anoche les trajeron comida”.
Ambos son testigos de una realidad que creció y se profundizó en los primeros días de una ola polar que azotó la ciudad y el país. Sin ir más lejos, el pasado martes Río Cuarto fue el punto más frío de la provincia, marcando -10.4° en el amanecer de un nuevo mes. La llegada del invierno como estación se sincronizó con una baja concreta de temperatura que alertó a lo que sucedería con aquellos que no tienen un techo que los resguarda.
El Secretario de Desarrollo Social, Gregorio Oberti, contó a Otro Punto que hace el municipio frente a este crudo panorama. “Hay dos líneas de acción. La primera y la más urgente es para las personas que se encuentran en situación de calle. Estamos trabajando con centros de inclusión municipal, lo que antes se denominaban refugios. Doblamos la cantidad de personas que están allí. Hoy debido a las bajas temperaturas y el peligro que implica para sus vidas se ha puesto más permisivo el ingreso. La guardia de desarrollo social, junto a la guardia local urbana y los grupos de emergencia municipal, estamos trabajando en ese sentido abordando las situaciones que nos llegan y que, por iniciativa propia, nos llevan a recorrer el territorio. Por otro lado, la asistencia que entregamos todos los días. Acá la gente se acerca y pide una entrevista con las trabajadoras sociales, se determina qué tipo de asistencia darle. También a partir de los comedores y merenderos municipales, donde en estos meses de frío aumenta mucho la demanda de insumos y elementos para calefaccionarse”.
Sobre el número que brindó acerca de la cantidad de personas en situación de calle, el Secretario expresó: “Siempre digo que los números de las personas en situación de calle no son fijos ni estáticos, varían día a día. Tenemos números aproximados y estamos entre 50 y 60. En la terminal hay mucha gente en tránsito y se juntan allí. Sí encontramos un aumento marcado con respecto al año pasado que estábamos alrededor de 30. Estamos hablando de un 100% de aumento en un año”.
Para aquellas personas que quieran acercarse a donar, la Secretaría de Desarrollo Social trabaja junto a otras instituciones: Parroquia San Roque, Parroquia la Merced, Parroquia Hogares de Cristo San Pantaleón, Consejos de Pastores Evangélicos e Iglesia Adventista. “Estamos acercando frazadas, colchones. El fin de semana tuvimos una situación de una familia que se encontraba bajo techo pero estaba durmiendo en el suelo, con menores de edad”, comentó Oberti.

¿Cuáles son las causas para que se haya dado este aumento? Es una situación multicausal, afirma el Secretario de Desarrollo Social, y enumera factores que se añaden a uno determinante: la crisis económica. “No podemos ceñirlo a una cuestión estrictamente económica, pero sin dudas es lo que lo atraviesa. Hay personas desalojadas de inmuebles porque no pueden pagar el alquiler y no tienen donde ir. El salario mínimo vital y móvil está poco por encima de los 300 mil pesos y sabemos los costos de los alquileres. También hay otros factores, como el consumo problemático de sustancias, violencia familiar. Son muchas las causas pero hay una tangente que atraviesa todo que es la situación económica”, concluyó.
Con los esfuerzos municipales, sumado a las instituciones religiosas y hogares, se aligera el problema pero no desaparece. El Hogar “María Madre de Dios”, que asiste a vecinos de su barrio, se quedó esta semana sin frazadas y abrigos. La demanda creció notablemente en un centro que brinda alrededor de 400 raciones de comida cada día, muchas de ellas para personas en situación de calle.
El crudo ambiente se hace sentir en la terminal que nunca cierra entrada la noche. Los silenciosos habitantes se acomodan buscando un poco de calor. Los perros, curiosamente cada uno con su propio chaleco de abrigo, tienen su cartón asignado para dormir. Así pasan horas hasta el alba y todo vuelve a empezar. Jesús se levanta y vuelve a salir para cuidar los autos. Pasó una noche más en el frío de la intemperie de un crudo invierno riocuartense.
