De Rivas, el equilibrista

La primera apertura de sesiones de Guillermo De Rivas coincidió en el calendario con el mismo año en que el presidente Javier Milei tendrá su primer test electoral. Con críticas -tenues- a la Nación, el intendente esbozó la lectura de un 2025 que encontrará a Río Cuarto en una situación que no se había vivido desde el retorno de la Democracia. El concepto de “sinceramiento de tarifas” que evocó la era Macri y la búsqueda del equilibrio fiscal “pero sin desigualdad social”. 

De Rivas sacó a relucir su faceta equilibrista. Su alocución en el discurso de apertura de sesiones en el Viejo Mercado fue bastante predecible para quienes siguen diariamente la dinámica de los últimos gobiernos justicialistas en la ciudad: elogios al gobierno provincial, fuerte énfasis en la obra pública realizada y un popurrí de críticas a Nación que en algunos casos fueron edulcoradas. Nunca se nombró al presidente Javier Milei y se apeló a frases como “las decisiones que se toman a 600 kilómetros”. Con todo eso, el intendente debió caminar sobre una cuerda floja, buscando contrarrestar algunos términos como “equilibrio fiscal” con “equidad social” o resaltando que, pese a plantear una ordenanza para intervenir en la actividad de los trapitos y limpiavidrios, comprendía que muchos de ellos se encuentran en una situación de vulnerabilidad social.

Los eufemismos para nombrar a la Casa Rosada han estado presentes en varias de estas instancias. En su momento, el entonces intendente Juan Manuel Llamosas tampoco esbozaba críticas muy contundentes al gobierno de Alberto Fernández o al de Mauricio Macri. Se hablaba de una crisis socio económica o se mencionaba que el contexto era complejo. Se decía el pecado pero no el pecador.

El discurso de Guillermo De Rivas apuntó a algo similar y puede entenderse principalmente por una razón: Javier Milei obtuvo el 70% de los votos en Río Cuarto, apenas seis meses antes de que Guillermo De Rivas ganara en los comicios municipales. La campaña electoral del 2024 se vio atravesada por la irrupción de la figura del “león” y los discursos de los principales candidatos no estuvieron exentos del efecto Milei. Pese a que Nazario, Parodi y el propio De Rivas tenían una vasta trayectoria política, nadie quería ser “la casta”. Los candidatos se presentaban como docentes, empresarios, abogados y evitaban ponderar sus carreras políticas que les habían permitido llegar a esta instancia y disputar nada más y nada menos que el Sillón de Mójica.

“Para muchos, el contexto actual desafía toda esperanza. Río Cuarto encara un 2025 complejo, a lo que se suma la decisión del Estado Nacional de achicar la matriz federal en recursos y compromisos de acciones de gestión”, dijo De Rivas en su introducción a la lista de reclamos al gobierno nacional.  “El control de la inflación es positivo y la perspectiva respecto de la economía brinda algo de previsibilidad. Aunque para muchas familias, las cuentas siguen en rojo”, señaló el mandatario intentando amortiguar el reproche.

El intendente procedió a enumerar aspectos como el retiro de subsidios al transporte, la cancelación de inversión de infraestructura vial y la ausencia de fondos de obra pública para los municipios. En este último caso, enfatizó en que es la primera vez que un Gobierno Nacional toma esa determinación desde el retorno de la Democracia. También habló de la discontinuidad de la conexión aérea, la exclusión de personas del sistema de salud, la inexistencia de ayuda social directa y, principalmente, el aumento del desempleo y “una perspectiva compleja” para el sector privado. A eso, se suma que Río Cuarto ya no tiene los $1500 millones que debiera recibir en materia de coparticipación y que los recursos genuinos de contribuciones como Comercio e Industria también se han visto menguados. “Mientras hay manos que se esconden, tenemos que extender acá las nuestras”, fue otro de los sinónimos empleados para dar a entender que, básicamente, Milei cerró el grifo a los municipios.

Aún sin referirse puntualmente al discurso del presidente en Davos (en el que apuntó contra la comunidad LGBTIQ+), De Rivas tuvo una pequeña alusión al respecto. Nuevamente, con Milei como sujeto tácito en la oración: “En este clima en el cual algunos propagan el odio, creo que quienes tenemos la responsabilidad de conducir tenemos que generar más comunidad y defender los derechos establecidos”.

Para sorpresa de varios, el jefe municipal habló del aumento de los tributos, aunque ratificó el rumbo tomado y consideró que los incrementos se dieron en el marco de la “racionalidad” y, en muchos casos, a partir del propio proceso de rezonificación. En afán de anticiparse a los dardos opositores, De Rivas aseguró que “tomar decisiones a veces implica afectar situaciones, modificar condiciones. Pero también implica realizar modificaciones dentro del Municipio y así nos lo planteamos para lograr una soberanía económica”. Luego, procedió a nombrar los ajustes que se realizaron puertas adentro del Municipio. Entre ellos, destacó la reducción de secretarías (de 12 a 10) y de subsecretarías (de 28 a 10); Agregó que en los últimos 7 meses hubo un 7% de disminución del personal municipal “en los casos que entendíamos que era necesario hacerlo”. También habló de una reducción en los gastos corrientes como viáticos y alquileres y que actualmente genera un ahorro de $400 millones por mes. Además, prometió administrar “con responsabilidad, austeridad y honestidad” los recursos de los contribuyentes.

En este punto, De Rivas agregó un condimento nuevo: el término “sinceramiento de tarifas” que empleaba Mauricio Macri para atenuar la implicancia de los tarifazos durante su gestión. Lejos de edulcorar la situación, este término plantea varios dilemas: si actualmente hay un “sinceramiento”, ¿lo que abonaron previamente los vecinos era “deshonesto”? ¿Se está sugiriendo que al vecino “se le hizo creer” que los tributos que pagaban eran acordes a los servicios que recibía por parte del Estado Municipal? Y viniendo de un intendente que formó parte de la administración que gobernó la ciudad durante los últimos ocho años, ¿no implica eso una especie de crítica a la propia gestión Llamosas y su política tributaria?

La estrella del discurso fue el concepto de “equilbrio fiscal”, nombrado en incontables oportunidades y siempre acompañado de “equidad social”. Esto evidencio que, más allá de hablarle a los vecinos de Río Cuarto que votaron a Javier Milei, también se estaba dirigiendo a sus compañeros peronistas presentes en el auditorio. Hace unos meses, durante la presentación del Presupuesto 2025, este mismo concepto apuntó (sin éxito) a seducir a las bancadas opositoras para lograr que el programa económico se aprobase por unanimidad. El llamado “impuestazo” fue más fuerte que cualquier otro guiño “mileísta”.

Si los rumores son ciertos y se mantiene la tradición peronista de que “el que gobierna, conduce”, no faltará mucho para que De Rivas sea propuesto como presidente del PJ Río Cuarto. De ser así, la tarea del equilibrista se volverá cada vez más complicada pero no imposible. Después de todo, es una práctica de larga data en las filas del peronismo cordobés. No sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta al cambio.

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