Una insólita cautelar ordenó el cese de la transmisión de audios que se le atribuyen a Karina Milei. Aunque muy poco se ha difundido hasta el momento, el acto de censura previa sugiere que habría elementos comprometedores. La libertad, un concepto cada vez más vapuleado.
“Si tocan a Karina, que kilombo se va a armar”. La insólita medida dispuesta por el juez federal, Alejandro Marianello, quien accedió al pedido de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, decretó el cese de la difusión de los audios que se le atribuyen a la hermana del presidente y que habrían sido grabados en la propia Casa Rosada. Hace una semana, se dieron a conocer dos fragmentos que apenas superan los 20 segundos. No obstante, el registro completo de la conversación duraría cerca de 50 minutos. Allí, se escucharía a Karina en el marco de una reunión en la casa de gobierno.
La medida se dio luego de que el streaming Carnaval (conducido por Jorge Rial) difundiera los primeros dos recortes que, a priori, no comprometen negativamente a la hermana del presidente. Sin embargo, tras conocer que habría más material de grabación, la propia Karina Milei se presentó ante la Justicia en lo Civil y Comercial y requirió que, mediante una cautelar, se pida el cese de la difusión de futuros audios que la impliquen.
Es por esto que se habla de censura previa que, según la Organización de los Estados Americanos, implica “el control y veto de la información antes de que ésta sea difundida, impidiendo tanto al individuo, cuya expresión ha sido censurada, como a la totalidad de la sociedad a ejercer su derecho a la libertad de expresión e información”. En este caso, con el agravante de contar con respaldo de un magistrado. Pero además, la Constitución Nacional (en su art. 14) hace alusión al derecho de los habitantes de publicar sus ideas por prensa “sin censura previa” (algo que data desde 1853).

En su programa de televisión, Otro Día Perdido, el conductor Mario Pergolini enfatizó en la importancia de remarcar que si una difusión de un hecho genera un daño en la persona implicada (Karina asegura que se vería perjudicado “su honor, reputación, actividad profesional y buen nombre y honor de su familia y del gobierno”), entra en juego la responsabilidad de quien difunde ese material y deberá hacerse responsable: “Siempre después, nunca antes”.
“¿Qué importa la privacidad de Karina ante un hecho de corrupción gravísimo? Este es un tema de Estado”, señaló Pergolini y agregó que el juez Maraniello, que ordenó el cese de dicha difusión, tiene seis denuncias en su contra. “Está tan preocupado por la violación de la privacidad pero tiene seis denuncias por abuso sexual”, aseguró el conductor. “Es algo constitucional. No importa si el que lo dice es un tremendo malo o tremendo bueno, es algo que nos ampara a todos porque sino es censura previa. Y en nombre de eso se han cometido atrocidades”, reflexionó Pergolini.

“El jefe”, en el ojo de la tormenta
El escrito presentado por Karina “El jefe Milei” fue claro. Específicamente pidió que se cese la difusión de “cualquier chat, foto, audio y video anunciados el día de la fecha como correspondientes a su persona, a través de cualquier medio de comunicación de forma escrita y/o audiovisual y/o a través de las redes sociales de todo sitio, plataforma y/o canal web”. Además, requirió que dicha medida aplique “de manera actual o futura y que la prohibición alcance cualquier medio de comunicación masiva” (!).
¿Cuál fue el argumento? Las sospechas de que “si se trata de un audio real, fue obtenido ilegalmente dentro de la Casa de Gobierno, generando un hecho sin precedentes en la historia nacional”. Este lunes al mediodía, ya se conocía la medida cautelar. En paralelo, el Ministerio de Seguridad de la Nación presentó una denuncia por presunto espionaje ilegal contra la secretaria de la Presidencia. El fiscal Carlos Stornelli (asociado al aparato judicial del PRO) está a cargo de la investigación pero no avanzaría en el allanamiento a periodistas (como había trascendido inicialmente). Aseguró “no avanzar sobre las fuentes periodísticas ni sobre los periodistas, merezca el concepto que merezca, por mandato constitucional”. Cabe aclarar que el fiscal, aunque obsecuente con el gobierno de turno, tampoco tomó en cuenta las denuncias públicas del gobierno sobre posibles “espías rusos y Venezuela”.
“No podemos entrar en la pelea entre nosotros. Tenemos que estar unidos, imaginate”, manifiesta el primer audio (que evidencia titubeos y poca fluidez al hablar por parte de la funcionaria). “Porque en verdad, acá no tienen que estar las 24 horas. Porque yo entro a las 8 de la mañana y me voy a las 11 de la noche de la Casa Rosada”, señaló Karina en otro fragmento que se dio a conocer. Esta semana, se sumó otro audio que se le atribuye a la secretaria de la Presidencia y que haría alusión al rol del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. “Hay que estar abajo de Martín porque Martín es el que tiene la información de que hay que hacer, llevando acá. Y yo, desde mi punto, desde lo que me toca a mí, yo respeto a Martín como cabeza”, plantea en otro audio que fue difundido esta semana por el stream uruguayo Dopamina.

Cabe remarcar que el periodista uruguayo, Eduardo Preve, (de canal M24), remarcó que los audios que se iban a transmitir el pasado martes no tenían que ver con material desconocido para los argentinos sino con los audios que se le atribuyen a Spagnuolo, ya que él no contaba con el registro de la conversación que involucraría a Karina Milei. No obstante, el comunicador se solidarizó con sus colegas de Argentina y se sumó a la oleada de cuestionamientos por censura previa. La situación rememoró a radio Colonia, la emisora uruguaya que informaba sobre la última Dictadura Militar en Argentina.
Si bien estos fragmentos, hasta el momento, no implican nada necesariamente comprometedor, el accionar de la Justicia por pedido de la propia Karina Milei es el que destapó el repudio generalizado. Incluso de aquellos periodistas porteños más afines al gobierno nacional. Y es que todo esto ocurre en paralelo al escándalo por las presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad, luego de que trascendieran audios atribuidos al ex titular del área, Diego Spagnuolo. En aquellos audios, el abogado apuntó directamente a la hermana del presidente como una pieza clave en el sistema de retornos a través del cual se vería beneficiada “con el 3% de cada soborno”.
El escándalo de corrupción que reviste la denuncia por coimas en la ANDIS es, sin dudas, un punto de quiebre para el actual gobierno, con un presidente que movió muchísimo la vara de lo que se considera admisible. En las últimas elecciones presidenciales, el hartazgo de la ciudadanía frente a la falta de respuestas por parte de la dirigencia y su capacidad de conectar con el “factor bronca”, lo habilitó a emitir expresiones que, dichas por cualquier otro dirigente político, hubiesen recibido todo tipo de repudio y condena.
Milei prometió que iba a ser distinto y parecía que poco importaban “las formas”, en la medida que demostrara “honestidad y coherencia” con su relato. Aunque claro está, en varios aspectos cumplió con lo que planteó (como bajar el gasto público, aunque sin importar dónde se ajuste). El escándalo de las coimas fue la gota que rebalsó el vaso, más allá de las distintas acciones que ya daban cuenta de cierta incoherencia desde el día 1: el presidente que prometió deshacerse de la casta, conformó un gabinete mayoritariamente integrado por esa misma casta (la familia Menem) que hoy ocuparía un lugar clave en las maniobras de corrupción que se señalan.
Si el que nada debe, nada teme (como han planteado referentes libertarios para justificar su apología a la Dictadura Militar), ¿por qué la secretaria general de la Presidencia solicita el cese de la difusión de un registro que, por el momento, no se sabe si efectivamente la compromete? Este accionar dice mucho más de lo que aquellos audios podrían exponer. Karina Milei estuvo en el ojo de la tormenta por el escándalo de las coimas y lo seguirá estando por acudir a una maniobra inconstitucional y que no respeta la libertad de expresión. No ha dado las explicaciones requeridas ante la Cámara de Diputados y, con este proceder, no hace más que alimentar las sospechas en su contra.
