¿Se llama amor cuando dos se necesitan?

El rechazo del proyecto de Ficha Limpia en el Senado no solo evidenció el fracaso de una reforma ética socialmente reclamada, sino que expuso con crudeza el pacto tácito entre Javier Milei y Cristina Kirchner. Dos antagonistas que se necesitan mutuamente para sobrevivir políticamente. (Escrito por una analista política indignada, pero no sorprendida).

En la Argentina donde todo es posible, donde la ética pública se negocia como pieza de trueque y las instituciones se deshilachan entre aplausos impostados y traiciones hasta expresas, el rechazo del proyecto de “Ficha Limpia” en el Senado fue mucho más que una derrota legislativa. Fue una postal de película del pacto no escrito entre los extremos del sistema político actual: Javier Milei y Cristina Kirchner. Porque sí, aunque se insulten en público, aunque se escriban tuits incendiarios o se acusen de todo lo imaginable y más, en el fondo, Milei y Cristina se necesitan. Como en esas parejas tóxicas que se odian, pero no pueden vivir el uno sin el otro.

El libertario que prometía arrasar con la casta terminó siendo su mejor garante. Con los votos decisivos de dos senadores misioneros, claramente funcionales a la Casa Rosada, se frustró una ley que pretendía impedir que personas con condenas en segunda instancia por delitos de corrupción puedan ser candidatas. ¿Por qué? Porque Cristina lo necesitaba. Y Milei, también.

En política siempre se necesita un “otro” que funcione como antagonista. No hay identidad sin contraste, no hay relato sin conflicto. Los liderazgos fuertes se construyen en oposición a un enemigo claro, ya sea real o fabricado. El peronismo lo hizo históricamente con la oligarquía, la dictadura o el neoliberalismo; el antikirchnerismo encontró su razón de ser en Cristina. Milei, como todo populista de manual, necesita al kirchnerismo para sostener su narrativa épica de cruzado antisistema. Y el kirchnerismo, acorralado por sus propias contradicciones y sin proyecto renovador, se revitaliza en la figura del ultraliberal que amenaza con borrar sus conquistas. En ese juego, ambos se legitiman mutuamente.

Milei necesita que Cristina esté viva. El monstruo del pasado justifica sus excesos del presente. Y Cristina, que ya no encabeza un proyecto nacional pero todavía tiene poder de daño, necesita un antagonista brutal que reactive a su tropa desmoralizada. Milei es el mejor enemigo que podría haber pedido; le permite seguir hablando de “proscripción” y de “persecución judicial”, en vez de responder por la corrupción estructural de sus gobiernos.

¿Ficha limpia era perfecta? Claro que no, ¡estaba bien fea! Pero era, sin dudas, una bandera de la sociedad civil harta de ver desfilar impunes por las listas; ese mínimo ético que necesitamos. Y, mientras tanto, por las dudas, le pegan a Macri como el comodín de todas las culpas; aunque ya no esté en el ring, lo usan como sparring de ocasión.

Así estamos los argentinos, mirando cómo las instituciones son usadas como trincheras para negocios cruzados. Esto no fue una derrota de la transparencia, fue un triunfo del cinismo. Milei y Cristina, Cristina y Milei. El amor, en política, se parece demasiado a la impunidad.

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1 comentario en “¿Se llama amor cuando dos se necesitan?”

  1. Excelente nota totalmente de acuerdo!! Es momento de que nazcan nuevos lideres, lideres que no se alimenten de lo opuesto sino que trabajen desde el consenso y el bienestar comun con ideas y valores claros sin duda soy un soñador pero las grandes cosas empiezan por un sueño.

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