Celine Song, la directora de la película candidata al Oscar Vidas Pasadas (2023) presenta su última producción: Amores Materialistas. Pedro Pascal, Dakota Jhonson y Chris Evans son los protagonistas de esta historia de amor en la cuna del neoliberalismo.
Todo lo sólido se desvanece en el aire, dice la famosa frase de Karl Marx. La parte menos conocida es lo que sigue: todo lo sagrado es profanado. Si la primera parte describe cómo las estructuras sociales, económicas y políticas que antes parecían inmutables se erosionan y se transforman con rapidez; la segunda hace referencia al desafío que hace la modernidad de las jerarquías, los valores religiosos y las normas establecidas, llevando a una reinterpretación o incluso a una negación de lo considerado sagrado. En esta última entra el tema de la segunda película de Celine Song: Amores Materialistas (Materialists, 2025). Después de Vidas Pasadas (Past Lives; 2023), la directora y dramaturga coreana se animó a dar un giro a su incipiente camino y filmó una historia, que a simple vista podemos identificar con el estilo comedia romántica Hollywoodense.
Lucy (Dakota Jhonson) trabaja en una agencia como casamentera. No es como una aplicación de citas sino que se encarga de armar parejas que puedan casarse y envejecer juntos. En uno de los casamientos conoce a Harry (Pedro Pascal), un millonario, alto, encantador y apuesto que es, en palabras de Lucy, “un unicornio”: alguien que lo tiene todo y cumple con todos los requisitos de su empresa. Lucy le ofrece sus servicios como casamentera. El problema es que Harry está más interesado en salir con Lucy. Paralelamente a eso, reaparece el gran amor de Lucy: Jhon (Chris Evans). Un empleado de catering y actor sin dinero cuya relación terminó en medio de los problemas financieros de la pareja. Esa experiencia definió rápidamente uno de los imprescindibles de Lucy en los hombres: deben ser ricos. El conflicto entonces aparece cuando Lucy tiene que decidir entre el millonario y guapo Pascal o entre el bueno y carilindo de Evans. Ella quiere las dos cosas, ahí está la tensión.

A través de esta trama sencilla, Song propone una reflexión un poco más profunda. Si el amor históricamente ha estado representado como una fuerza inevitable de la que no se puede escapar, la directora lo va a cuestionar. Contempla los juegos dentro del matrimonio en la era moderna. Eva Illouz, socióloga marroquí, escribe un libro que se llama Por qué duele el amor. Una explicación sociológica, en dónde traspola los conceptos de Marx para pensar el amor romántico. Dice: “demostrar lo que hizo Marx con la mercancía, que están configuradas por las relaciones sociales, que no circulan de manera libre e irrestricta, que su carácter mágico en realidad es social, y que condensan y contienen en sí a las instituciones de la modernidad”. En este sentido, Song e Illouz piensan en la misma dirección. La película evidencia los mecanismos en los que funciona esa “ecología de la elección” y se pregunta
¿Para qué casarse?
Celine Song toma vivencias de su vida personal y las hace ficción. Podemos pensar en que este es un mecanismo que realizan todos los artistas, uno hace las obras con su identidad. Sin embargo, ella toma literalmente eventos de su vida y los cuenta con su voz poética. En Vidas Pasadas la protagonista debe mudarse de Corea del Sur a Canadá, del mismo modo que ella lo hizo en su infancia, porque su padre era cineasta. También es dramaturga, igual que ella. En Amores Materialistas, la protagonista trabaja de casamentera como lo hizo ella en New York. Incluso el teatro es parte de esa historia.

El elenco es magnético. Los tres actores tienen la sensualidad como para encandilar al espectador, pero son naturales. Entendemos que esas personas podrían ser reales. Las decisiones sobre la dirección de arte y vestuario acentúan el tema de la película y lo retratan estéticamente. La vestimenta, los departamentos y los consumos de cada uno de los personajes está elegido conscientemente en base a lo que cuestan en la vida real.
Amores materialistas es una película que sigue la línea de los grandes amantes neoyorquinos como Woody Allen o Noah Baumbach. Los diálogos y los escenarios propios de la ciudad hacen que sea una realización audiovisual muy disfrutable.
En esta época de relaciones volátiles, el matrimonio aparece como un ritual del amor original al cuál aferrarse. La pregunta ¿Para qué casarse? solo la podrá responder cada uno. Lo que deja claro Celine Song es: “Puedes rechazar un apartamento de 12 millones de dólares. Pero negarse al amor es un crimen contra ti mismo”.