La serie basada en dos obras de la filósofa Tamara Tenenbaum y con Lali como protagonista, es un hallazgo dentro de las plataformas de streaming. Provocadora y divertida, reflexiona sobre los vínculos en la actualidad.
En nuestra imagen del futuro todo cambia menos los vínculos. Las ficciones son capaces de imaginar escenarios en donde los autos vuelan, existe la teletransportación o los robots nos dominan pero las relaciones entre humanos son difíciles de desarmar. En un podcast, Sebastian Campanario (periodista que aborda innovación, creatividad y economía no tradicional) trae a escena la manera en que se muestran a las mujeres en la película 2001 Odisea en el Espacio (1968) de Stanley Kubrick. En ese filme icónico de la historia del cine, cambia todo menos el rol de ellas. Siguen siendo aero mozas, niñas, madres, amas de casa. En Volver al Futuro (1985), cuando Martin viaja no vemos en la calle dos personas del mismo sexo de la mano o casadas o con hijos. En El Fin del Amor, la propuesta es ambiciosa: poder plasmar los cambios en las relaciones amorosas pero también los vínculos en general.
Producida por K&S Films, una de las mayores productoras audiovisuales de Argentina (El Eternauta; 2025) en alianza con MGM Internacional, la serie está basada en los libros de Tamara Tenenbaum: El fin del amor, querer y coger (2019) y “Todas nuestras maldiciones se cumplieron” (2021). En ambos la escritura es personal y con elementos autobiográficos. Organizada en dos temporadas, con capítulos breves de 30 minutos, es una sorpresa dentro del catálogo de series para ver.

Sigue la historia de Tamara Tenenbaum (Lali Espósito). Nacida y criada en el seno de una familia judía ortodoxa, Tamara decide alejarse de la comunidad religiosa y hacer su propio camino. A partir del casamiento de una amiga de la infancia, entiende que no le gusta la vida que está teniendo con su pareja y decide separarse. Inicia una búsqueda para pensar otras formas de romance, y de estar en el mundo. En paralelo, el peso de su historia familiar: su padre muere en el atentado de la AMIA.
Para quienes no la conocen, Tamara Tenenbaum es filósofa, escritora y periodista. Da clases en la UBA y trabaja como columnista en distintos programas de radio. Es considerada una de las voces de referencia de la cuarta ola feminista en Argentina. En los episodios aparecen estas reflexiones a modo de ensayo, sobre todo en la segunda temporada en donde le encontraron su lugar, audiovisualmente. Con esto me refiero a que ya no parece impostada sino parte orgánica del relato.
Es interesante como está construido el personaje principal, no es la protagonista plana que es buena en todo lo que hace: feminista, sorora, solidaria, empética, familiera y que busca encontrar al amor de su vida. Al contrario. Es un personaje que coloca su mundo privado en el centro de todos.

Uno de los grandes placeres de la serie es la participación de actores y actrices relevantes en el ámbito local . En los papeles principales vemos a Verónica LLinás interpretando a Ruth, la madre de Tamara. Vera Spinetta y Julieta Giménez Zapiola como las amigas (Juana Herrero y Laura Almería) . En papeles secundarios Daniel Hendler, Mike Amigorena, Lorena Vega, Alejandro Tantanian y Alejandra Fletchner. En relación a Lali, pareciera que el papel hubiese estado escrito para ella. Sucede que cuando las actrices tienen una personalidad y una carrera tan definida, al verlas en otra historia es difícil separar qué personaje es. Por ejemplo, en Sirenas (1990) estamos viendo a Cher, no a su papel de madre. En El fin del amor, las decisiones de la protagonista y la manera irreverente de vincularse son verosímiles por la presencia escénica y el carisma de la actriz. Luego de ver las dos temporadas uno termina enamorado de Lali y de Tamara Tenembaum. Eso es muestra del acople entre el texto y su puesta en escena.
Esta ficción es marca de una época, en una clase social específica y un segmento cultural. Escuchamos bandas actuales como El Zar, El Mató a un Policía Motorizado o Marilina Bertoldi. La descripción del universo de los libros y lo cool. Las contradicciones con las emociones sedimentadas con las que fuimos criados. La dificultad para cuestionarlo todo.
Dice Sara Husvet: .. “La predicción es, en términos evolutivos, algo para lo que el órgano del cerebro se ha desarrollado, porque de la experiencia aprendemos a evitar el peligro en el presente y en el futuro. Aprendemos a reservar el acto de pensar para las sorpresas, para cuando el mundo no funciona como está previsto.” Tenenbaum mira con asombro al mundo, porque quienes establecieron sus reglas y contratos no hicieron que funcionen para todos, sobretodo para ella. Su personaje piensa, busca, incluso a riesgo de su propio bienestar. Lo que no se piensa no existe, y eso limita la idea del futuro. Aunque sea el fin del amor.