Del 24 al 27 de septiembre se proyectarán en Río Cuarto películas inolvidables de la historia del cine, el detalle: en 16mm. Una de ellas será “Ladrones de bicicletas”. La invitación es a recordar, en un mundo digital ¿Qué nos estamos perdiendo sin el celuloide?
“La fotografía digital es una ciencia, la fotografía con película es un milagro químico” sentencia Steven Spielberg. Con sus palabras está haciendo referencia al modo de filmar las películas. Habiéndose iniciado en el fílmico, con una enorme producción de obras ha experimentado con diversos formatos. Sin embargo, al comparar, hace referencia a la sorpresa que le genera cada vez que rueda una película en fílmico. “Siempre se ve diferente, siempre se ve real. Hay grano, en primer lugar, y el grano siempre se mueve, flota. Lo que significa que incluso en una naturaleza muerta, o digamos, en una flor sobre una mesa, esa flor está viva aunque no se mueva, porque la película misma, la imagen está viva. Y esa es la diferencia”. Esta diferencia poética que hace el director es el punto de partida para la invitación a Río fílmico: muestra de cine en 16mm.
Carlos Müller es quién estará a cargo de la proyección en el Centro Cultural Leonardo Favio. Realizador audiovisual y docente marplatense, organiza el Cineclub Dynamo, que se caracteriza por proyectar en formatos fílmicos. En la exhibición presentará las películas, trayendo así algo de la práctica cineclubista. “Se suele asociar a los cineclubs con la idea de resistencia. A mí no me gusta ese concepto, no me siento cómodo en esa posición. La resistencia modifica las cosas o resiste hasta que muere. Me gusta aceptar que cambiaron los hábitos de consumo y que, desde el cineclub, ofrezco un programa que puede ser, si se quiere, a contrapelo de algunas tendencias”, así se refería al cineclub en una entrevista publicada en Página 12.
A mediados del 2010 el estándar de producción en Hollywood ya era el digital. Es probable que se haya continuado hasta terminar con esa transición, hasta la actualidad. El costo de las películas, revelados y maquinaria para su exhibición hizo que cada vez menos producciones se realicen en fílmico. De hecho, en las escuelas y universidades en donde se estudia cine también se realizaban cortos y largometrajes en fílmico así como las fotografías eran analógicas. A partir del 2008 esto dejó de ser así, facilitando la realización audiovisual de estudiantes y artistas. Beneficios deldigital hay muchos, pero ¿Qué es lo que nos estamos perdiendo sin el fílmico?
La profundidad, el contraste y la diversidad de tonos son unas de las características más notorias. La cuidada selección de tomas y planos al momento de filmar son otras, ya que es limitada la cantidad que se puede realizar. Por otro lado, la perdurabilidad de las obras en el tiempo, en la actualidad se puede acceder a materiales filmados hace 100 años. Eso nos permite tener un documento del pasado muy sólido. Como hace referencia la invitación a “Río Fílmico”: en contra del olvido inherente a la tecnología digital.

Les invito a hacer un experimento. Probar la diferencia en primera persona de ver la misma película en fílmico y en digital. Les propongo que vean “Ladrones de bicicletas” (Ladri de biciclette, 1948). Está disponible en Amazon Prime y Youtube en su versión digital. El jueves 25 de septiembre a las 20:30hs pueden hacer la comparación con la proyección en celuloide en el Centro Cultural Leonardo Favio (Río Cuarto).
La película dirigida por Vittorio De Sica forma parte del llamado Neorrealismo Italiano. Este movimiento cinematográfico surgió en Italia entre 1943 y 1952, justo después de la Segunda Guerra Mundial. No era solamente una estética particular sino una posición política y ética ante el mundo. Es importante destacar el contexto en el que se produce la obra, después de la guerra los países estaban destruidos, la crisis económica y falta de fé en la humanidad eran fijas. En ese marco los realizadores hicieron un cine filmado con no actores, en escenarios reales como fábricas, calles, casas humildes. Los temas estaban fuertemente ligados a lo social. desempleados, niños, otros trabajadores, gente común. En palabras del periodista cordobés Enrique Lacolla “Sólo el neorrealismo dio testimonio de una manera universalmente convincente al desgarramiento supuesto por lo vivido”. Una de las películas emblema fue, justamente “Ladrones de bicicletas”.
La historia está basada en la novela homónima escrita por Luigi Bartolini en 1945 y adaptada al cine por Cesare Zavattini. Cuenta la situación de Antonio Ricci (Lamberto Manggiorani), un padre de familia que en medio de la crisis por desempleo consigue trabajo, pero para ello necesita la bicicleta que ha empeñado. Recuperada la bicicleta se la roban el primer día de trabajo y debe con su hijo intentar recuperarla. Lo que agrava la situación es el contexto en el que se encuentran, plena crisis en la Italia de posguerra, conseguir trabajo es casi imposible y el dinero para una bicicleta también.
De Sica logra retratar la desesperación del padre para no defraudar a su familia. El hijo es testigo de eso. Vínculo confuso, en los que por momentos el padre es hijo y el hijo padre. Todo retratado mientras peregrinan por Roma tratando de encontrar lo imposible. Como lo hacen otras películas del movimiento también transmite valores como la honestidad, el trabajo y la compasión.
El fílmico nos regala la posibilidad de lo tangible, como bien lo representó Bergman en “Persona”, el niño viendo a su madre proyectada en una pantalla tan real que casi puede tocarla. La cultura también se transmite a través de los objetos, esta es una oportunidad cuando invade lo digital.