La nueva película de Alain Guiraudie es una combinación de erotismo implícito y suspenso. Con esta pieza, el cineasta francés logra provocar y atraer nuevos interrogantes entre la moral y la ética.
Misericordia: disposición a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. En la Biblia, la misericordia es la compasión y el amor inmerecido que Dios muestra hacia la humanidad, especialmente en el perdón de los pecados y la disposición a ayudar a pesar de la falta de mérito. Es un atributo divino que se manifiesta en acciones de bondad, paciencia y perdón hacia los seres humanos, incluso cuando no lo merecen. La misericordia detiene el juicio y ayuda. En “Misericordia” (2024), el concepto se pone en jaque, como toda relación entre significado y significante en la modernidad.
Alain Guiraudie es un director de cine francés, conocido por la premiada “El desconocido del lago” (2013). Su cine puede ubicarse dentro de lo que se considera cine queer: interpela, compromete, milita las diversidades. A diferencia del cine woke que muestra personajes diferentes pero que no problematiza y a su vez mantiene los cánones hegemónicos de belleza.
El panadero del pueblo ha muerto y los días que se suceden a su entierro renuevan viejos vínculos. Su esposa e hijo, un vecino, el cura y un empleado de la panadería, que ya no vive más en el pueblo. Jérémie (Félix Kysyl) que reside ahora en Toulouse, siente la necesidad de quedarse allí. Martine (Catherine Frot), acepta hospedarlo en su casa. Su hijo, el reciente huérfano de padre tiene cierta rivalidad con Jéremie, aunque prevalece la confianza de su amistad de la infancia. Esas tensiones van a ir en aumento hasta que se resuelva. Escribir sobre esta película es caminar al borde del spoiler y el suspenso.

Alguien dijo alguna vez que todas las historias son sobre un personaje que se va de un lugar o que llega. El exiliado y el extranjero. Parecen la misma cosa pero no lo son. Este personaje que se fue del pueblo y decide volver, ha vuelto transformado. No es el mismo que conocieron los que se quedaron. Flota en el clima del lugar bancos de niebla formados por el deseo sexual de todos los personajes. En este sentido podemos hacer una analogía con la novela del también cineasta Pier Paolo Pasolini. En “Teorema”, un telegrama que anuncia el regreso del objeto de deseo de toda una familia y en el transcurso de la historia se ven los artilugios que hará cada uno para llegar a él. Aquí sucede lo mismo. Sin embargo surge el conflicto entre el querer y el deber dado las conductas morales atribuidas a cada uno de ellos: un cura, una viuda, un vecino que trabaja en la granja.
Guiraudie pone en escena un tema particularmente controversial costeando diferentes preguntas ¿Qué se hace con los asesinos? ¿Qué es la justicia? ¿Cuál es la responsabilidad individual que tenemos antes las miles de muertes que se suceden a diario? Es innegable que la imagen sobre el genocidio en Gaza sea referencia directa. En el monólogo que realiza el cura, en dónde habla del perdón y de la conciencia tranquila con la que vivimos a diario sabiendo todas las vidas que son asesinadas se rompe la cuarta pared. El director nos está haciendo partícipes necesarios de esa violencia. Nos interpela ¿Es posible que la misericordia moderna sea más para salvarse uno mismo, que deseo de absolver al otro?
Las imágenes de la película traen referencias visuales continuamente, policías de comedias negras, el paisaje del bosque de “As bestas” (Sorogoyen, 2022), el cuento “Corazón delator” de Edgar Allan Poe. Estéticamente logra ese pasaje de un género a otro sin saltos. Por debajo el erotismo que emanan sus personajes, estimulantes porque tienen características de otros tiempos, en donde no todo era nude. La fotografía de Claire Mathon envuelve al espectador en un falso confort. La luz cálida de la campiña francesa, los interiores ordenados con álbumes de fotos, adornos casuales y dibujos de la infancia dan una sensación acogedora. Sin embargo, en ese orden acecha algo que está fuera de lugar. En las mentiras de la imagen crece la inquietud.

Al igual que sus protagonistas estamos en el medio del bosque, en la humedad de las hojas caídas en dónde crecen los hongos, hay también belleza. La tierra es generosa. Al finalizar la película entendemos que Alain Guiraudie ha creado un ecosistema moral donde la noción de misericordia se estira hasta convertirse en un objeto ambiguo: ¿es un acto de bondad, un gesto de debilidad o una forma de autopreservación?
“Misericordia” trae viejos debates con nuevas ideas ¿Que nos diferencia del animal? La razón, la libertad para elegir, la capacidad de mejorarnos, el deseo ilimitado, el erotismo, entre otras. ¿Qué hacemos con esas cualidades? Para Rosseau el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe, para Hobbes la naturaleza humana es peligrosa y la sociedad la domestica. La consideración final queda de este lado de la pantalla.