Será porque nos queremos sentir bien

La peor persona del mundo es una película noruega que a través de una narrativa clara y poética aborda una problemática actual: qué decisiones tomar para vivir la mejor vida posible. Joachim Trier es el director de esta obra que regala preguntas.

¿Estoy viviendo la vida que quiero?, podría preguntarse la protagonista de esta película. Tiene 30 años, una edad clave. Podemos decir, de todos modos, que la edad es un dato biológico socialmente manipulado y manipulable (diría Bourdieu). El hecho de hablar de la juventud como si fuera una sola cosa homogénea deja de lado el contexto.

Dice el autor que al menos deberíamos hablar de dos juventudes. Por ejemplo la de aquellos insertados en el mundo del trabajo con responsabilidades “adultas” y las de los de la misma edad biológica que aún son estudiantes. El límite de lo que puede y no hacer una persona a determinada edad es un punto sobre el que se dice mucho, desde el mercado, las redes sociales, las tradiciones familiares. Sin embargo, la pregunta por la felicidad o el buen vivir aparece siempre. En ocasiones como destello, otras como una luz testigo permanente.

Verdens verste menneske (2021) es una película noruega traducida al inglés como The worst person in the world y al español como La peor persona del mundo. Esta comedia romántica, bajo la dirección de Joachim Trier, aborda la problemática de los jóvenes cuando llegan a los 30 años.

Julie (Renate Reinsve) es una joven en movimiento. Busca. Hay una pulsión de vida intentando encontrar aquello que le dé satisfacción. Así en sus veinte recorre diferentes carreras: medicina, psicología, fotografía. Hasta que conoce a Aksel (Anders Danielsen Lie) un hombre 15 años más grande que ella, reconocido ilustrador de cómics. Su cumpleaños de 30 la encuentra con un nuevo motor, la escritura. No hace tantas publicaciones como quisiera pero lo hace bien. Mientras, trabaja en una librería para pagar su crédito universitario. Sin embargo se le plantean interrogantes todo el tiempo ¿Quiero tener hijos o no? ¿Quiero quedarme en esta relación estable y madura o no? ¿Quiero ser infiel o no? ¿Quiero los vínculos familiares que tengo? ¿Cómo voy a ser felíz?

La película está organizada en un prólogo, 12 episodios y un epílogo. Esta estructura episódica funciona como un recurso narrativo. Cada segmento se ocupa de un momento particular de la protagonista pero en función del arco narrativo global. A diferencia de algunas series que tienen un tiempo del relato parecido como El tiempo que me das en donde los episodios tienen una duración de 13 minutos pero cada uno funciona de manera autónoma. La disposición de la historia de esta manera nos ayuda a empatizar con el personaje y dosifica la información de un proceso tan complejo como es la búsqueda de nuestra identidad.

La actriz que interpreta a Julie, fue ganadora del premio Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 2021. La construcción de su personaje al atravesar las reflexiones en sus distintos momentos es sutil, acompañada de cambios en su cabello. Rubio, castaño, largo, corto, con flequillo, natural. Otro recurso que utiliza la protagonista para marcar el tránsito de un pensamiento a otro es la caminata. Como en la teoría de la deriva del filósofo Guy Debord, ella se deja llevar por lo que propone la ciudad de manera lúdica. Así una noche en la que su relación está estancada camina y termina colándose en una boda, conociendo a Eivind, un chico que la saca de su rutina. Los paseos, las montañas, el lago son parte de la poesía de la búsqueda en Julie.

Aksel, por su parte, es interpretado por un actor con el que Trier ya había filmado. Su personaje es clave para la evolución personal de Julie, ya que muchas decisiones se las cuestiona a partir de allí. Su relación también expresa el choque entre millennials y Gen X. Él la aconseja, en muchos momentos le dice lo que debería hacer. Lo dice desde un lugar amoroso, sin embargo se puede avizorar el mansplaining. Reconocible por el contexto en el que se hizo la película.

Julie siempre responde a sus deseos. ¿Qué se espera de alguien a los 30 años? Supongo que eso va cambiando con las épocas. Siempre habrá choques de generaciones que se resisten a los cambios porque ahí se disputan los sentidos. Nada más y nada menos que el sentido que le damos a la vida. ¿Responder a los deseos nos convierte en la peor persona del mundo? La moral y la ética de cada tiempo tendrá la respuesta. Cierto es que, cubiertas ciertas condiciones materiales, la posibilidad de elegir cada día está en nosotros. La película transmite calma, un destello que ilumina una frase: animate, ya se va a acomodar.

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