A dos años de la muerte de una leyenda del rugby riocuartense
Eternamente crack: el homenaje al Tavo Rivero
Un 31 de agosto, pero de 2023, Gustavo falleció a causa de un paro cardíaco. Sin embargo, sus logros y su legado quedarán para siempre en la historia del deporte de Río Cuarto.

Este domingo se cumple un triste aniversario para el deporte riocuartense. El 31 de agosto serán dos años desde el fallecimiento de Gustavo Rivero. El que es considerado, con unanimidad, el mejor rugbier en la historia de Río Cuarto, falleció en esta fecha del 2023 como consecuencia de un paro cardíaco.
El “Tavo” dejó un prontuario cargado de experiencias y logros que, a día de hoy, ningún riocuartense pudo imitar. Pionero en emigrar al exterior para jugar al rugby, sigue siendo el único jugador en la historia de la ciudad que consiguió jugar en los Pumas. A dos años de su fallecimiento, le rendimos homenaje repasando su envidiable currículum deportivo.
Rivero nació el 5 de octubre de 1968 y falleció el 31 de agosto de 2023, a la edad de 54 años. Su deceso fue a causa de un paro cardíaco y una multitud integrada por familiares, amigos, ex compañeros en Urú Curé y allegados le dieron el último adiós.
Jugaba tanto de pilar izquierdo como de pilar derecho por igual, algo muy complejo de realizar para la mayoría de los jugadores de su posición. Llegó a Urú Curé con 12 años y se retiró de la Primera con 43.
Desde su debut en la Primera de Urú Curé, a muy corta edad, hasta su retiro en septiembre de 2011, pasaron 28 años. En esas casi tres décadas, jugó durante una gran cantidad de tiempo en la “Lechuza”, pero también pasó por equipos del exterior.

Fue pionero a nivel local en poder emigrar al exterior para jugar al rugby. Estuvo varios años en Francia, jugando para Monteux, Racing de Estrasburgo, Tarbes, Nimes y Brive. El nivel más alto lo tuvo en Brive, campeón europeo en ese momento.
Formó parte durante varios años de los Dogos, algo poco habitual al tratarse de un jugador del interior cordobés. Con el Seleccionado de Córdoba fue campeón nacional en 1995. También integró Seleccionados del Interior de Argentina.
El título con la Selección de Córdoba en 1995 hizo que José Luis Imhoff, por entonces entrenador de los Pumas, se fijara en el Seleccionado provincial. Imhoff convocó a 6 jugadores de los Dogos, entre ellos Rivero.
A día de hoy, el “Tavo” sigue siendo el único Puma en la historia de Urú Curé, gracias a su convocatoria en 1996. Incluso, en el momento en que fue convocado a la Selección Argentina, se encontraba jugando para la “Lechuza”.
Luego de su retiro, fue entrenador de Urú Curé. Asumió como coach de la Primera de Urú Curé en 2013 y también dirigió en el bloque juvenil. Como entrenador de la “Lechuza”, ganó el Torneo del Interior A 2014, derrotando 25-11 en la final a Los Tordos de Mendoza. Fue el segundo título en la historia de Urú, que un año antes había ganado el Torneo del Interior B. Hasta las consagraciones en el Nacional de Clubes B 2018 y en el Torneo de Córdoba 2019, era el título más importante en la historia del club.

Además de ser el mejor jugador de rugby en la historia de Río Cuarto, era habilidoso para los deportes en general. Según cuentan quienes lo conocieron, también era un muy buen jugador de fútbol.
El único “Puma Lechuza” de la historia
Su primera convocatoria para la Selección Argentina fue de cara a la Pan Pacific Series 1996, torneo en el que participarían Argentina, Samoa, Fiji, Tonga, Hong Kong, Japón, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, la competencia no se realizó porque fue cancelada por los mismos organizadores. Los Pumas tenían un partido ya organizado: el 7 de mayo en San Francisco, ante Estados Unidos. Luego, iban a enfrentar a Canadá (en Vancouver), Japón (en Tokyo) y Hong Kong (en Hong Kong).
Rivero compartió convocatoria con una de las mayores leyendas del rugby argentino, Agustín Pichot. También integró la lista junto a Martín Scelzo, mundialista en cuatro ocasiones. Además, habían sido citados Lisandro Arbizu, Nicolás Fernández Miranda y Omar Hasan, quienes disputaron tres Mundiales cada uno.
La nómina estaba repleta de jugadores que, anteriormente o luego, fueron citados a una Copa del Mundo. Además de Rivero, había otros cuatro jugadores que se desempeñaban en Córdoba: Horacio Herrera (Athletic), Julián Légora (La Tablada), José Simes y Facundo Soler (Tala).
El debut de Rivero en los Pumas se produjo el 5 de junio de 1996, en una goleada 80-3 ante Uruguay, en Montevideo. El “Tavo” fue el pilar izquierdo titular, compartiendo primera línea con Carlos Promanzio y Mauricio Reggiardo. Luego, fue reemplazado por el recordado Omar Hasan.
En ese partido, Rivero también convirtió su único try en los Pumas. Se dio el lujo de compartir planilla anotadora con jugadores de la talla de Lisandro Arbizu y Diego Albanese, quienes también marcaron tries en ese partido.
Tres días después, el pilar riocuartense fue nuevamente titular en un test match contra Uruguay. En esa ocasión, fue victoria 37-18 de Argentina, también en Montevideo. Uno de los tries de este encuentro lo marcó Agustín Pichot, lo que demuestra el nivel de jugadores con los que Rivero se dio el gusto de compartir cancha.

Ese mes de junio continuó con una recordada gira francesa por Argentina. Francia y los Pumas jugaron dos partidos consecutivos en Ferro, el 22 y el 29 del mencionado mes. Ambos partidos terminaron con victorias francesas, el primero por 34-27 y el segundo por 34-15. En los dos encuentros, Rivero ingresó desde el banco de suplentes, ya que los titulares en la primera línea fueron Roberto Grau, Promanzio y Reggiardo.
Tras un receso de tres meses, Rivero fue nuevamente convocado para los Pumas de cara al Panamericano 1996, que se disputó en Canadá. Para este torneo, el “Tavo” compartió convocatoria con más íconos y leyendas del rugby argentino: Gonzalo Quesada, Ignacio Fernández Lobbe y Mario Ledesma, entre otros.
El debut argentino fue un ajustado triunfo 29-26 ante Estados Unidos, en Ottawa, el 14 de septiembre. El pilar riocuartense ingresó desde el banco de suplentes, en reemplazo del reconocido Martín Scelzo. Cuatro días después, los Pumas derrotaron 54-20 a Uruguay, en Hamilton. Rivero también entró como suplente, en lugar de Roberto Grau.
La particularidad en estos dos encuentros es que el “Tavo” ingresó como pilar derecho ante Estados Unidos y como pilar izquierdo contra Uruguay. Esta era una muestra de la versatilidad de Rivero, capaz de realizar algo muy complejo para la mayoría de los primeras línea, como jugar en ambas posiciones por igual.
Así, Argentina jugó por el título contra el local, Canadá. Fue el 21 de septiembre, en Toronto. Los Pumas ganaron 41-21 y se consagraron bicampeones del Panamericano. Rivero fue suplente, pero esta vez no pudo sumar minutos. De igual manera, se dio el lujo de consagrarse campeón con la Selección Argentina.
Este prontuario refleja la gran cantidad de experiencias que tuvo Rivero durante su carrera deportiva. Dentro de la cancha, imponía un respeto y generaba un contagio indispensable para cualquier plantel. Con un envidiable espíritu ganador y hambre competitiva, siempre “ponía el pecho” como cuentan quienes jugaron con él.
Otra pincelada mágica

Aunque atrás quedaron los días de adrenalina en un vestuario previo a entrar a la cancha, esa noche de asado se incorporaba sin pedir permiso el resonar de los tapones en el cemento tanta veces recorrido antes de pisar el césped, aquel césped de Quirico Porreca, que sin quererlo fue cómplice de tantas tardes compartidas y sentimientos entrelazados, que ni el tiempo, ni la distancia pueden borrar.
La mesa puesta y el fuego prendido, mientras llegaban como cuando teníamos 15 o 16 años, aunque esta vez no ante la mirada atenta de Pepe o Magú, los padres generosos del Laya e Ivan, quienes siempre abrían las puertas de su casa y las de sus corazones para que nosotros fuésemos un poco más felices. El primero en golpear la puerta a las 21hs en punto fue su hermano Julio. Como en aquellos tiempos de adolescencia o juventud fueron llegando juntos el Gabi, con el Chango y Martin, el Tato, el Cuervo y Lototo, Pepino solo como perro malo, y el Laya aunque esta vez sin el gordo.
Seguramente cada quien tiene la percepción del otro producto de las propias vivencias y probablemente muy distintas a las del resto, pero creo que los que tuvimos la suerte de cruzarnos en su vida podemos coincidir en algunos trazos gruesos que de alguna manera lo pintaban de cuerpo entero. Fue tan contradictorio como su propia partida, es que al mejor deportista de todos, no le resistió el corazón. En lo estrictamente deportivo era uno de esa rara especie que hay pocos, muy pocos, un dotado de esos que no se entiende cómo podía hacer lo que hacía y no solo jugando al rugby, hincha sufrido de Racing era un arquero que con más de 110 kilos volaba de palo a palo o un 9 que la paraba de pecho y tiraba una chilena.
Era mucho más que un deportista talentoso y destacado. Inteligente e intuitivo veía e interpretaba lo que otros no llegábamos a ver, rebelde, contestatario, sano, puro, limpio, generoso, leal, sensible y por sobre todas las cosas brutalmente cariñoso.
Brotaron naturalmente cientos de anécdotas que no son un detalle pintoresco sino la materialización de una vida construida juntos, se respiraba la emoción de su recuerdo entre la alegría de lo compartido y la tristeza de su partida.
Vivió la vida siempre poniendo el juego adelante, aguantando al resto y empujando sin especulaciones con toda su fuerza, jugando cada pelota como si fuera la última.
Fue una noche diferente, de risas amplias y ojos vidriosos, como si algún talentoso desde más allá nos hubiera regalado, como tantas veces, otra pincelada mágica.
Gracias Tavo
Hasta que nos volvamos a abrazar

Un crack el Tavo, compañero del cole e inferiores de Uru.