La edición de este año de Wimbledon trajo una grata noticia para todo el tenis femenino argentino. La marplatense Solana Sierra, de 21 años, alcanzó los octavos de final en el césped londinense y rompió una racha de larga data sin argentinas en dicha instancia. Las claves para entender el crecimiento de los últimos años, en el que también se incluye el ascenso de la moldense Luisina Giovannini.

“Yo soy una persona que le gusta mucho el tenis, me gusta mucho jugar al tenis, lo hago desde muy chiquita y espero seguir haciéndolo”, auguraba con tan solo 10 años Solana Sierra en una entrevista que brindó al Canal 10 de Mar del Plata en medio de un entrenamiento. 11 años después, esa niña fue noticia mundial por su actuación en el escenario más legendario del tenis.
El crecimiento y desarrollo del tenis femenino en Argentina no es casualidad. Después de mucho tiempo, la Asociación Argentina de Tenis volvió a ponerle prioridad a una rama que estaba dejada de lado. Con sus programas en categorías junior, el aumento en el número de los torneos en el país y otras políticas, el femenino logró tener una nueva vitalidad. Hoy, esas acciones están dando sus frutos. Lo vemos en Londres, pero también podemos verlo muy cerca, con Luisina Giovannini, la tenista de Coronel Moldes que ya empieza a irrumpir en el circuito profesional.
¿Es habitual tener una tenista argentina en octavos de final de Wimbledon? No, para nada. ¿O tener la mayor cantidad de tenistas en el Top 100 del ranking WTA en muchísimo tiempo? Tampoco. Atrás quedaron los años más espectaculares del tenis femenino en nuestro país con la gran Gabriela Sabatini, quien inspiró seguramente a muchísimas mujeres a jugar al tenis. En los 2000, Paola Suárez -la mejor doblista de nuestra historia- y Gisela Dulko levantaron en alto la bandera argentina siendo campeonas de Grand Slam

Durante largos años, el tenis femenino argentino se quedó sin exponentes importantes. Paula Ormaechea sufrió con vaivenes anímicos y físicos que le cercenaron una posibilidad concreta de estar en la parte alta del ranking. Luego, la rosarina Nadia Podoroska tomó la batuta y fue semifinalista de Roland Garros 2020. Pero ahora sí, asoma una camada, un equipo que ya tiene identidad propia, un grupo de jóvenes que quiere poner a Argentina en primer plano.
El impulso del tenis femenino
Desde la asunción del riocuartense Agustín Calleri como presidente de la Asociación Argentina de Tenis, es cierto decir que las políticas en cuanto al tenis femenino aumentaron. Desde la entidad, se invirtieron más de 1.200.000 dólares en desarrollo de torneos profesionales con una visión federal del tenis en el país.
Bien se sabe que la falta de competencias profesionales de los circuitos internacionales en Sudamérica afecta al desarrollo del tenis en estas latitudes. Sin embargo, el continente muestra grandes campeones década tras década. ¿Qué sería del tenis argentino si tuviese la misma cantidad de torneos que cualquier país europeo? No se puede saber, pero se ha trabajado en consecuencia.
Al no tener que realizar viajes con giras extensas para ganar puntos y premios, los torneos en Argentina brindan una posibilidad más concreta de crecimiento deportivo y económico. En 2022, se disputaron 7 torneos profesionales ITF femeninos en el país. En solo dos años, la cifra se duplicó a 14, récord histórico. Desde 2021, se incorporó al calendario un torneo WTA 125 en la Ciudad de Buenos Aires. También el país volvió a realizar torneos ITF W-50. Argentina cerró el pasado año con tres datos que hablan a las claras de esta gestión: el 40% de los torneos sudamericanos profesionales de la rama femenina en el año se hicieron en Argentina; el país volvió a tener 3 jugadoras en el Top 100 del ranking WTA después de 18 años y 5 en el Top 200 tras 15 años; y 92 tenistas argentinas habían participado al menos en un torneo nacional, con un promedio de edad inferior a los 20 años.

Una exponente en ascenso
Luisina Giovannini nació el 8 de noviembre de 2006 en Coronel Moldes. A los 7 años comenzó a jugar al tenis en Toro Club. Cuando creció, decidió que quería dedicarse al tenis. Se mudó a Rosario para perfeccionar su entrenamiento en distintas academias, con la posibilidad de viajar a jugar torneos en Francia y otros países de Europa.
Así, Giovannini empezó a desarrollar su tenis. Contundente, agresivo e inmutable. Ninguna expresión se nota en su rostro cuando toca entrar a la cancha. Hasta la publicación de esta nota, la moldense ganó 7 títulos profesionales en singles y 4 en dobles. Tiene un récord de 30 partidos ganados y 22 perdidos. Está ubicada en el 320° puesto del ranking WTA. Registros que demuestran de lo que está hecha y para lo que trabajó durante gran parte de su vida.
Con 18 años, su historia recién comienza y ya tiene capítulos “albicelestes”. Con la Selección Argentina de tenis femenino, “las Guerreras”, disputó las últimas dos series de fase de grupos de la Zona América I de la Billie Jean King Cup, el torneo más importante a nivel selecciones. En 2024, vistió la celeste y blanca en Bogotá, Colombia y este año lo hizo en Guadalajara, México. En ambas, con clasificación obtenida para la siguiente fase.
Córdoba no es un punto casual. Desde esta provincia han salido muchas figuras del tenis argentino y el desarrollo en los clubes de la disciplina siempre estuvo presente. Su ubicación estratégica en el centro del país lo hace un buen punto para eventos. Es por eso que, en noviembre, Argentina será local de la serie de playoffs de la Billie Jean King Cup ante Eslovaquia y Suiza en el Córdoba Lawn Tennis Club con la posible presencia de Luisina Giovannini en el equipo capitaneado por Mercedes Paz.

La perdedora con suerte
Ponemos estos datos sobre la superficie debido al caso Solana Sierra, que hizo estallar las redes y los corazones de los fanáticos del tenis esta semana. La marplatense disputó la fase de clasificación para ingresar al cuadro principal de Wimbledon, llegó hasta la tercera y última ronda y perdió. Gracias a la figura del lucky loser -perdedor con suerte-, accedió al cuadro principal por la baja de la belga Greet Minnen a ultimísimo momento, minutos antes de saltar a la cancha para jugar ante la australiana Olivia Gadecki. Allí llegó el llamado para Solana Sierra, quien especulaba para armar la valija de regreso a casa.
Sierra venció a Gadecki por 6-2 7-6(8) y se midió en segunda ronda ante la local Katie Boulter, número 43 del mundo, en la Cancha 1 de Wimbledon, el segundo estadio en importancia del All England Tennis and Croquet Club. Ante la atenta mirada de casi 11.000 personas, la argentina derrotó a la británica por 6-7(9) 6-2 6-1. Por si no fuera más épico todo, se dio el gusto de avanzar a octavos de final tras derrotar a la española Cristina Bucsa por 7-5 1-6 6-1. En dicha instancia, cayó ante la alemana Laura Siegemund y culminó su cuento de ensueño en el césped inglés.
La marplatense se convirtió en la primera jugadora en la Era Abierta en alcanzar octavos de final de Wimbledon como lucky loser, y la primera argentina en 21 años en esta instancia (Paola Suárez en 2004 llegó a cuartos de final). Solana, quien fue finalista junior de Roland Garros, se entrena en la Rafa Nadal Academy en España, buscando un asentamiento profesional para mirar hacia arriba, ya que luego de que finalice el Grand Slam británico, estará dentro de las mejores 65 tenistas del mundo. Nada de esto hubiese sido posible sin los programas de la AAT, becas recibidas por parte del ENARD e inclusive de la propia Federación Internacional de Tenis.
Ningún logro deportivo se puede analizar sin toda la estructura que lo sostiene y lo lleva hacia adelante. El tenis femenino en Argentina tendrá más casos como los de la consolidación de Solana Sierra o la promesa vigente de Luisina Giovannini en el futuro si se mantienen las políticas en una misma línea de desarrollo. Cada vez serán más las niñas que se acercan a un club para aprender a empuñar una raqueta. Y así, quizás un día, tendremos otra “Gaby” Sabatini.
Corrección juez. La pelota es buena. Match point para ellas.

