El Nieto 140 fue restituído: la historia de su identidad

Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución del Nieto número 140, en una emotiva conferencia de prensa realizada este domingo en la Casa por la Identidad, en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Ex-ESMA). La noticia llega como un nuevo acto de justicia en medio de un contexto de desfinanciamiento y ataques a las políticas de derechos humanos.

El Nieto 140 es hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), ambos secuestrados el 16 de diciembre de 1976 en Cutral-Có, provincia de Neuquén, cuando Graciela estaba embarazada de cinco meses. Su primera hija, Adriana Elisa, tenía entonces apenas un año. Fue dejada con vecinos durante el operativo y posteriormente recuperada por sus abuelos maternos, quienes la criaron en Bahía Blanca.

Luego del secuestro, Graciela y Raúl fueron llevados al centro clandestino de detención conocido como “La Escuelita” en Neuquén, y posteriormente trasladados a Bahía Blanca. Allí, el 17 de abril de 1977, Graciela dio a luz en cautiverio. Según testimonios de sobrevivientes como Alicia Partnoy, la joven madre pudo estar con su hijo solo unos días antes de ser desaparecida definitivamente. Raúl había sido asesinado poco antes, en enero de ese año.

La hermana del nieto restituido, Adriana, fue una pieza clave en esta historia. Desde joven se involucró con Abuelas de Plaza de Mayo, primero en Mar del Plata y luego como parte activa de la Comisión Directiva. Durante años escribió un blog dirigido a su hermano con la esperanza de que algún día lo leyera y reconociera su historia. En 1981, gracias a una carta enviada por Alicia Partnoy desde el exilio, la familia se enteró de que Graciela había dado a luz a un varón el 17 de abril de 1977, pero pasaron más de 40 años hasta que finalmente se pudo confirmar su identidad.

Durante la conferencia, Estela de Carlotto expresó la emoción del momento: “Se va a encontrar con una hermana que lo buscó junto a nosotras. Estoy imaginándome ese abrazo”. Adriana, visiblemente conmovida, contó que en su primera conversación con su hermano supo que fue criado como hijo único, sin saber su verdadero origen. “De acá en más, todo es ganancia para la familia Metz‑Romero”, aseguró.

Esta restitución ocurre en un contexto complejo, donde organismos como el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) han sido intervenidos por el gobierno de Javier Milei, y donde la Comisión por el Derecho a la Identidad (Conadi) atraviesa una profunda crisis institucional. A pesar de ello, las Abuelas continúan con su tarea incansable. Ya son 140 las identidades restituidas, aunque aún quedan más de 300 nietos y nietas por encontrar.

“La identidad siempre florece”, escribieron las Abuelas al anunciar este nuevo hallazgo. Y en medio de tanto dolor histórico, este reencuentro vuelve a ser un símbolo de memoria, verdad y justicia que trasciende el tiempo y las generaciones.

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