La comunidad celebró la instalación de una pasarela largamente esperada en un punto crítico del tránsito. La obra mejora la seguridad de estudiantes, familias y vecinos que durante años debieron cruzar la ruta entre autos y camiones.
La localidad de Santa Catalina Holmberg amaneció distinta: después de décadas de reclamos, quedó finalmente instalada una pasarela peatonal sobre la Ruta Nacional 8, en el cruce que une avenida General Paz con avenida Buenos Aires. El punto, uno de los más transitados del pueblo, era desde hace años una preocupación para padres, docentes y vecinos, ya que cientos de personas (muchas de ellas estudiantes), debían atravesar la ruta en medio del tráfico pesado.
El intendente Maximiliano Rossetto destacó que la obra marca “un antes y un después” para Holmberg, no solo por la mejora en la seguridad vial sino también porque la pasarela permitirá unir dos sectores del pueblo históricamente divididos por la ruta. La estructura había sido destinada inicialmente a otro tramo de la autovía, pero la “urgencia y la necesidad social” de Holmberg llevó a reubicarla en este sector.
La instalación del puente peatonal se complementará con trabajos municipales de acceso, rampas, señalización y ordenamiento urbano, que buscarán integrar la estructura al entorno cotidiano y facilitar su uso. En la zona funcionan escuelas, jardines, actividades deportivas y una importante circulación peatonal, lo que convierte a la pasarela en un elemento clave para la vida diaria de las familias.
Para muchos habitantes, el nuevo cruce también representa la concreción de un viejo anhelo. Proyectos escolares, propuestas vecinales y reclamos comunitarios de más de 25 años quedaron finalmente materializados en esta estructura que permitirá atravesar la ruta con seguridad y sin riesgos.
Las autoridades locales explicaron que esta obra se suma a la etapa final de la autovía Holmberg–Río Cuarto, que reorganizará la circulación vehicular en toda la zona. Mientras tanto, los vecinos celebran este avance como un cambio significativo en su vida cotidiana. “Por fin podemos cruzar tranquilos, sin correr ni mirar para todos lados”, resumió una vecina que siguió el reclamo durante años.