La usina de arte, de Banda Norte al mundo

Enrique Alcoba, medio siglo Abriendo Surcos

Por estas horas, el profesor de folclore y su troupe están volando hacia Turquía en una gira que incluirá actuaciones Chipre. No sólo presentarán danzas y músicas autóctonas sino que también darán charlas dentro de un ciclo auspiciado por la Unesco.

Fotos: Santiago Mellano

Enrique Alcoba nació en Río Cuarto y desde muy pequeño estuvo inmerso en un entorno profundamente atravesado por el arte y la cultura. Enrique no solo es arquitecto y docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), sino también el corazón de uno de los espacios culturales más emblemáticos de la ciudad: Abriendo Surcos, que este año cumple cinco décadas de existencia. Desde la vieja casona de Banda Norte hasta los escenarios de Europa, Abriendo Surcos sigue danzando porque, como dice él mismo lo dice: “la danza y la vida van de la mano”.

El docente es una síntesis viviente de lo que implica sostener un proyecto comunitario, educativo, cultural y social durante medio siglo. Su historia personal está íntimamente tejida con la historia de un barrio, una ciudad, una universidad y una manera de entender la cultura: como herramienta de transformación y como espacio de encuentro. En uno de los días más fríos del año, en el que nevó en varios lugares de Córdoba y el país, Enrique se dispone a hablar con Otro Punto de su historia, atravesada por una ardua trayectoria como gestor cultural.

-¿Cómo surgió Abriendo Surcos?

-Nació de una manera muy natural, casi sin que me diera cuenta. Desde chico estuve rodeado de danza, música y actividades culturales en la casa de mi nona materna, en Banda Norte. Ese caserón era un punto de encuentro: se daban clases de piano, se ensayaba danza, se ayudaba a las escuelas del barrio. Siempre había movimiento, siempre había comunidad.

En ese contexto, empecé a bailar casi por imitación, viendo ensayar a otros. Y a los 14 años, cuando una de mis tías (quien daba las clases de danza) dejó la actividad, quedamos un grupo de adolescentes que me impulsaron a que siguiera. Yo tenía un poco más de formación, así que empecé a coordinar y junto a Marcelo (su hermano) le dimos continuidad a la iniciativa.

“Así, sin pensarlo demasiado, nació Abriendo Surcos. En un principio fue algo barrial, muy ligado a nuestra historia familiar, pero con el tiempo se fue consolidando. Te diría que fuimos una de las primeras instituciones culturales de Banda Norte que se mantuvieron en el tiempo”, dice Enrique Alcoba.

Una institución pionera

Con los años, la danza dejó de ser sólo movimiento para transformarse en una forma de vida, en una manera de entender la cultura, la comunidad y el presente. Lo que empezó en una casa, en un salón con rombos en el piso, terminó siendo un proyecto que cruzó fronteras y sigue creciendo, siempre con esa raíz bien fuerte en lo comunitario.

El compromiso con la formación, la gestión cultural y la expresión artística, así como el desarrollo sostenido de actividades a lo largo de 50 años, cosechó el apoyo de instituciones locales, nacionales e internacionales como Municipalidad de Río Cuarto, UNRC, Fondo Nacional de las Artes, entre otros.

Además, la labor de Abriendo Surcos ha sido reconocida por organizaciones internacionales como el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folklore y Artes Tradicionales, de cuya Sección Nacional forman parte, además integran el Consejo Latinoamericano de Bailes Folklóricos por Pareja, al que están asociados 10 países del continente.

Abriendo Surcos, con su impronta barrial y comunitaria, se consolidó como una institución pionera en la zona. En los años 80, durante el Año Internacional de la Juventud proclamado por la UNESCO, el grupo organizó el ciclo Folclore y Arte, una serie de actividades interdisciplinarias que convirtieron a la casona en un faro cultural de la ciudad. Allí confluyeron artistas, cineastas, ceramistas, músicos y referentes de la cultura regional.

Paralelamente a su trabajo cultural, Enrique desarrolló su carrera profesional como arquitecto. Estudió en Córdoba y, tras recibirse, regresó a Río Cuarto con un objetivo claro: sostener y potenciar su proyecto cultural.

-¿Cómo fue combinar la arquitectura con el arte y la cultura?

-Yo siempre hice muchas cosas. Mi vida fue como un colapso de intereses: música en el Conservatorio, pintura, dibujo, danza. En mi familia estaba muy presente la idea de ocupar el tiempo, así que mis hermanos y yo hacíamos de todo. Con el tiempo, cada uno fue eligiendo su camino y en mi caso, decidí estudiar arquitectura. Después de recibirme y trabajar en Córdoba, sentí el impulso de volver a Río Cuarto, principalmente para seguir sosteniendo Abriendo Surcos, aunque en ese momento no lo dijera en voz alta.

Empecé a trabajar como arquitecto, tanto de manera particular como en la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde desde 1988 formo parte del área de control de obras dentro de la Secretaría de Coordinación Técnica.

En 1990 presenté un proyecto cultural (cuando aún era Secretaría de Bienestar) para crear un taller de expresiones folclóricas, y fue aprobado. Así empezó mi vínculo con el área de Extensión de la UNRC, trabajando con estudiantes universitarios en una experiencia muy valiosa que duró varios años. Ahí se fue dando ese cruce entre la arquitectura, la gestión pública y la cultura que hoy forma parte de mi día a día.

El PEAM: pedagogía, identidad y vejez activa

Otro capítulo fundamental en la trayectoria de Enrique Alcoba es su trabajo con el PEAM (Programa Educativo de Adultos Mayores) de la UNRC. Aunque inicialmente rechazó la propuesta de sumarse en 1992 y 1993, en 1994 ya no tuvo opción: el interés era tal que comenzaron a dictar un taller de folklore e identidad cultural.

Allí Enrique descubrió otra dimensión de la enseñanza. “Yo sentía que me faltaban herramientas para trabajar con adultos mayores”, explica el docente. Eso lo llevó a especializarse en educación de adultos mayores en la Universidad de Rosario. Su enfoque integró la danza con el movimiento, la imaginación, la expresión y, sobre todo, la creatividad como rasgo humano fundamental.

Gracias a ese trabajo, el PEAM generó vínculos con la Universidad de Granada en España, participó en proyectos de cooperación internacional y motivó a las Aulas Abiertas de Granada a incorporar la danza en su oferta educativa.

Fueron diez los alumnos y alumnas del programa de la UNRC que recientemente representaron a Río Cuarto y a Argentina en un intercambio cultural único con universidades de España.

Enrique no termina de desarmar la valija que ya debe armarla de nuevo, porque de viajar a España con el PEAM ahora se va Turquía y Chipre con Abriendo Surcos.

Este año el grupo celebra su 50º aniversario con un nuevo desafío internacional. Este viernes 11 de julio, una delegación de 24 artistas está viajando a Turquía y Chipre para participar de festivales de folklore auspiciados por la UNESCO, donde compartirán presentaciones, talleres y conferencias sobre el carnaval y la Semana Santa de la Quebrada de Humahuaca, declarados patrimonio intangible de la humanidad. La entrevista con Alcoba, se concretó con un pie en el avión.

-Quedan muy pocas horas para viajar, ¿ya tienen todo listo?, ¿cómo se preparan?

-Sí. Nos encontramos en la etapa final de preparación para el viaje, con todo listo para lo que será la presentación de la delegación que mañana parte hacia Turquía en el marco del espectáculo “Cielos en Vuelo”. En estos días estuvimos ajustando detalles del trabajo de toda la delegación, así como aspectos logísticos y operativos. No solo vamos a presentar danzas y música de Argentina, sino que también llevamos material que nos permitirá ofrecer una serie de charlas. Nos han solicitado especialmente una presentación sobre la Quebrada de Humahuaca como patrimonio cultural y paisajístico de la humanidad. Vamos a abordar los rituales andinos, y en particular el carnaval, como una expresión identitaria con una impronta propia de esa región.

Hay un trabajo intenso en la logística, especialmente en lo que respecta al equipaje y traslados, con todo lo que eso implica. La delegación tiene una particularidad muy interesante: una parte está compuesta por personas jóvenes, de unos veinte años, y otra por personas mayores de cuarenta, generando un cruce generacional muy rico. En esta oportunidad son 24 los artistas que viajarán.

“Estamos produciendo material que no solo debe estar listo en español, sino con posibilidad de traducción al inglés, lo cual representa un desafío, pero también una oportunidad”, comenta Alcoba.

El legado continúa

Actualmente, Enrique transita una etapa de balance. Mientras proyecta su jubilación en la Universidad, sostiene con firmeza que seguirá siendo parte de Abriendo Surcos porque para él este espacio es “antes, durante y después”.

Compartir
Scroll al inicio