Inés Estévez y Germán Palacios en un viaje a lo esencial

El hombre inesperado” se estrenó en Río Cuarto el 18 de septiembre en el Teatro Municipal y está protagonizada por los renombrados actores Germán Palacios e Inés Estévez. La propuesta se estrenó en abril en el emblemático Teatro Maipo y que desde hace unos meses recorre el país en una gira que sigue su curso.

La escena se sitúa en un vagón de tren, en algún punto del trayecto que une París con Frankfurt. Dos desconocidos comparten el mismo habitáculo: él, un escritor consagrado en plena crisis existencial; ella, una lectora apasionada que lleva en su cartera su última novela. El azar los sienta frente a frente y, a partir de allí, la dramaturga francesa Yasmina Reza despliega un juego de pensamientos, silencios y posibles conexiones. Ese es el punto de partida de “El hombre inesperado”.

Otro Punto dialogó con los protagonistas para saber más sobre la obra y conocer cómo continuará el cronograma de presentaciones de la propuesta.

Una obra pensada para girar

“Desde el comienzo concebimos la obra con la idea de recorrer distintas provincias”, explica Germán Palacios. “El Maipo fue un espacio ideal para estrenar en Buenos Aires, pero sabíamos que no íbamos a estar demasiado tiempo. Apenas terminamos esa temporada, nos lanzamos a la gira. Me entusiasma mucho ir a teatros nuevos, con públicos diferentes. Cada lugar tiene su propia energía, y la recepción ha sido lindísima”, comenta el actor.

En ese espíritu, El hombre inesperado se presenta como un espectáculo de texto, de escucha y de reflexión, casi a contramano de las tendencias más livianas del circuito comercial. “Es un material muy singular”, agrega Palacios y dice: “Yasmina Reza escribe al margen de los géneros: cuando dice que hace comedia, en realidad está escribiendo tragedia. Eso lo vuelve muy atractivo, porque tiene humor, pero también una profundidad enorme”.

Para Inés Estévez, el reencuentro con esta pieza significó un regreso a las raíces de su búsqueda artística y cuenta: “La convocatoria me encantó porque ya conocía la obra y me había conmovido mucho. Sentí que tenía todo lo que me identifica de la profesión: un texto con altura intelectual, con humor sutil, con hondura”.

La actriz considera que hacer esta obra significa volver un poco a las fuentes y un sentir que no todo está perdido y que la gente se interesa por materiales que invitan a pensar y a usar la cabeza.

Estévez recuerda que su vínculo con el arte comenzó por la música y la danza, pero que la actuación le ofreció una herramienta distinta: “Lo que me fascinó del teatro fue darme cuenta de que no necesitaba otra cosa más que a mí misma. No hacía falta un instrumento, ni un lenguaje técnico como en la danza o la música. El cuerpo, la voz y la presencia eran suficientes”, dice la artista.

Un vínculo artístico que se reencuentra

La dupla con Palacios no es nueva, aunque habían pasado más de treinta años desde su última colaboración. “En un momento, cuando ya teníamos armado casi todo el equipo, faltaba la actriz. Yo pensé en Inés inmediatamente. La llamé después de mucho tiempo y fue muy gracioso porque ella ya conocía la obra. Apenas le propuse hacerla, me dijo que sí, directamente por teléfono. Todo se alineó de una manera increíble”, explica el actor.

¿Cómo fue volver a trabajar juntos después de tantos años?

-Palacios: Fue un hallazgo reencontrarnos. Pasaron más de treinta años desde la última vez, pero fue como si no hubiera pasado el tiempo. Encontramos un entendimiento muy natural, tanto en escena como fuera de ella.

-Estévez: Para mí fue un regalo. Con Germán compartimos una mirada sobre el oficio y sobre la vida, y eso hace que todo fluya. Además, en un momento donde a veces los vínculos profesionales se dan desde la competencia, encontrarse con alguien que potencia lo colectivo es muy valioso.

Ese encuentro derivó en algo más: la codirección. “Nos juntábamos a trabajar sobre distintas versiones del texto (en francés, en inglés, en castellano) y sin darnos cuenta empezamos a dirigir. Coincidíamos mucho en la lectura del material, en hacia dónde llevarlo, y así terminamos asumiendo juntos la dirección. Fue un proceso muy fluido y muy enriquecedor”, cuenta el actor.

Para Inés, el trabajo compartido tiene además un valor humano y relata: “Con Germán hay un entendimiento profundo, un empuje hacia ideas similares sobre la vida y el oficio. Eso hace que la experiencia sea doblemente disfrutable. Nos potencia en escena y fuera de ella”.

En “El hombre inesperado” conviven la comedia romántica y la tragedia existencial. El personaje de Palacios, un escritor en crisis, atraviesa preguntas universales: el amor, la soledad, la muerte, la vocación. Germán confiesa: “Me identifiqué mucho con él personaje. Cuando leí la obra, me pegó de tal manera que al día siguiente ya estaba estudiándola. Habla de los grandes temas de la literatura y del teatro, que son los grandes temas de la vida. Me gusta pensar que el mejor personaje siempre es el que uno está interpretando en el presente, y ahora me siento muy feliz de darle voz a Pablo Parsky, este autor que me representa en tantas cosas”.

El teatro: el arte que resiste pese a todo

Estévez coincide en que la obra tiene varias capas: “La anécdota es simple: dos personajes que coinciden en un tren y podrían iniciar una historia de amor. Pero debajo de eso hay un texto que habla de vínculos mucho más profundos: con uno mismo, con el entorno, con la soledad. Es un material que me resulta de lo más hermoso que hice en toda mi carrera”.

Los actores coinciden en reivindicar el teatro como un espacio de libertad y de encuentro con el público. “Siempre decimos con Inés que el teatro es la cuna del actor” afirma Germán y agrega: “Es el lugar más libre. Cada función es distinta, cada público es distinto, y esa adrenalina renueva el sentido de lo que hacemos”.

La artista sostiene: “Hoy, en un mundo donde muchas veces se prioriza la notoriedad por sobre el contenido, el hecho de que una obra como esta convoque gente es profundamente alentador. Habla de un público que todavía busca experiencias artísticas que aporten algo constructivo, que hagan pensar, que conmuevan”.

En un contexto de recortes presupuestarios del gobierno nacional, ¿cómo afecta hacia la cultura y el teatro?

Estévez: Es devastador, porque el teatro independiente y el circuito federal se sostienen muchas veces con ayudas mínimas que ahora se ponen en duda o directamente se recortan. No hablamos de lujos, sino de garantizar que haya acceso a la cultura en todo el país. El arte no es un adorno, es una necesidad social.

-Palacios: El teatro siempre fue un espacio de resistencia. Por supuesto que los recortes golpean, sobre todo a quienes recién empiezan o a las salas más chicas, que funcionan casi a pulmón. Pero también creo que el teatro va a sobrevivir, porque lo esencial no lo pueden cortar: el encuentro entre actor y espectador. Eso es más fuerte que cualquier ajuste.

Un viaje que continúa

La gira nacional recién comienza. Tras su paso ovacionado por Río Cuarto, “El hombre inesperado” seguirá viaje hacia Jujuy, Salta, Tucumán y Mendoza, con funciones programadas hasta fin de noviembre. Para Germán, lo maravilloso del teatro es que siempre hay algo inesperado en el encuentro entre lo que pasa en escena y lo que pasa en la platea. Para Inés, el recorrido tiene un sabor especial: “Nunca había venido a Río Cuarto, y me encanta porque soy del interior. De chica vivía con mucha pasión la llegada de artistas a mi ciudad. Sentía que era un privilegio enorme acceder a ese tipo de propuestas sin vivir en Buenos Aires. Ahora me toca estar del otro lado y es muy emocionante”, cuenta la actriz.

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