Marcelo Fagiano, la poesía como testimonio

“Otra vez tenemos que levantar banderas de derechos que habíamos conquistado”

Marcelo Fagiano es poeta, narrador, dramaturgo, integrante y fundador del grupo de poesía callejera Poetas del Aire que se desarrolló entre 1991 y 2002, también es doctor en Ciencias Geológicas, docente universitario. En este caso lo convocamos desde Otro Punto tras ser distinguido en el Congreso Mundial de Poetas en Cuba. Su obra “Agua y Fuego” fue seleccionada para ser incluido en un libro que va a ser presentado en el Festival Internacional de Poesía de La Habana.

Creditos fotografías: Santiago Mellano

-¿Cómo se dio la distinción?

-Se abrió una convocatoria de un concurso en el que presenté mi poema, le llaman de una cuartilla que son 30 líneas o 30 versos con una temática muy específica que es hablar del poder. En todo caso que tiene la palabra poética como herramienta para ver el mundo en su situación actual y que ese ejercicio poético de lectura también nos impregne de alguna visión que ayuda a la transformación social. Parece mucho para un artista, pero yo creo que el artista se debe a la sociedad porque es producto de la sociedad, de lo que está ocurriendo. Se presentaron como 240 textos y luego hicieron una selección de 28 para integrar un libro, de ahí sacaron 6 finalistas y después terminaron distinguiendo el texto que yo presenté.

Cuenta que está muy contento por el reconocimiento que le trajo. “Más allá de las humildades y cosas que la gente dice el artista lo que necesita es comunicarse con el resto. Somos espejos y aprendemos con otros. Lo que puedo hacer yo en la soledad de la escritura, siento el impulso de que otro lo pueda leer”, sostiene Fagiano.

-Particularmente vos decís, Marcelo, que hablaste en ese poema de la situación actual. ¿Te referís a lo que pasa en Argentina, lo que pasa en el mundo con respecto a los líderes?

-Sí, cuando uno habla de, supongamos, la paz en el mundo, hablamos de la vida en la tierra. Uno puede tratar temas en la literatura, desde la narrativa, con todo lo vinculado a nuestra pampa sojera, la contaminación del glifosato, medio ambiente. Hay una preocupación regional que nos iguala al ciudadano colombiano, al ciudadano brasileño, al argentino, al chileno, al africano, al palestino en este momento, al hindú. Hay algo como especie que todos sabemos que la situación en general, tanto del medio ambiente, las relaciones políticas, los avances sobre territorios ricos, como es por ejemplo nuestra Argentina, son problemáticas iguales en todo el mundo. Fue pensarlo desde esa óptica. Y si lo llevamos a la situación actual, coyuntural de Argentina, con el gobierno de Milei, tenemos la prueba totalmente cristalina de lo que estoy hablando en este momento, es decir, extranjerización de los recursos, pérdida de derechos fundamentales y que uno los piensa universales. Es como que ya nadie iba a poner en cuestión que esas cosas podían desaparecer y de pronto nos vemos con otra vez el tener que levantar banderas que ya creíamos que no las teníamos que levantar más porque habíamos conquistado esos derechos. Un tiempo fascista.  Y entonces ahí yo creo que entra la poesía, con las herramientas que tiene, para intentar responder algo.

 -¿Siempre tuviste este compromiso social?

-Mira yo hice la carrera de Geología en Córdoba en los años de la dictadura. Es decir, entro en el 77, me recibo en el 82, los cinco años a término. En el último año, cuando había empezado ya a escribir, me inscribo en tres talleres literarios: uno de narrativa, uno de poesía y uno de dramaturgia. Y resulta ser que las profes que coordinaban esos talleres eran de Río Cuarto. Fue una cuestión fantástica, me quedé hasta el 85, y la actividad cultural y artística fue maravillosa. Leer a poetas desaparecidos, leerlo a Conti leerlo a Gelman, Humberto Costantini, Daniel Moyano, saber de sus vidas, de sus luchas, a mí personalmente me cargó de una mirada social muy inquietante. Estuve en esos inicios leyendo esa generación que a la vez fue diezmada por la dictadura, y que ya venían militando con sus poéticas una mirada distinta a la sociedad.

-El inicio de tu carrera se dio en épocas de dictadura, ¿cómo fueron esos años para vos?

-Hay una escena que me quedó grabada más allá de los allanamientos. Teníamos que entrar siempre con el documento, no podíamos estar en los pasillos, interactuando en la calle, nos sacaban, nos llevaban, nos empujaban para que nos disgregáramos. Hacíamos viajes de campo en el ex centro clandestino de la Perla y en un momento vi unas imágenes de unas torres que me llamaron la atención, y ahí me acordé que a nosotros nos habían llevado al campo, en un trabajo de campo de Geología, que está ahí en Malagueño, y nos habían dicho, miren, de acá para abajo no tienen que pasar porque están esas casillas y es una zona militar. No nos dijeron nada más que eso. Cuando leí después del 82, con la democracia, todo lo que estaba ocurriendo ahí, y nosotros estábamos golpeando con nuestras piquetas para saber lo que era un granito, un mármol, y de pronto saber que ahí estaban torturando, fue muy movilizante y me marcó mucho.

Es decir, se me hizo un contraste tan grande entre esa ignorancia, ese no saber qué es lo que estaba pasando ahí a menos de dos kilómetros y queriendo de pronto estudiar un fragmento de la tierra, me pareció espantoso.

-¿Cuáles son para vos las coincidencias o cuestiones similares entre esa época tan oscura argentina con esta de Milei?

-Yo creo que van cambiando las metodologías pero el componente económico termina siendo similar. En un determinado momento fueron los golpes de Estado asistidos por la CIA y tenían un carácter de dominación, de extranjerización. Después uno puede desglosar las metodologías, pero se instala una dictadura y esa dictadura establece con una afuera que es muy ávido y hambriento y va directamente a la extranjerización de los recursos.

Entrás en el paquete de la deuda externa, como país deudor, y después acá lo vivimos ya con Menem, es decir, es todo lo mismo. Vendés todo lo que es público y se lo pasás a lo privado.

No estoy en contra de que pueda haber cuestiones mixtas, es decir, parte del Estado, parte de alguna empresa. No así, por ejemplo, en el tema de la educación y la salud, en donde pienso que tiene que haber un tema de equidad, de acceso, no pensar en que vos tenés que tener un mérito, saber para poder acceder.

Y después, lo otro que a mí me asusta son las expresiones de odio del presidente. No solamente a la comunidad homosexual o todos sus dichos tan grotescos, tampoco de una voz presidencial que uno quisiera, sino el aparato represivo que sostiene esa mirada, que sostiene eso.

Consultado sobre lo que lo motivó y despertó su lado de escritor, Fagiano cuenta que desde chico tuvo y tiene la costumbre de leer cuando algo le gusta mucho. “Primero está el lector en mí, y ese lector que se va nutriendo de un saber literario, me brinda herramientas de expresión”, dice el poeta.

Para el docente, no existe la obra perfecta: “somos humanos y siempre la podríamos haber hecho de otra manera, tranquilamente. Pero bueno, lo que me mueve es eso, la lectura”, sostiene.

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1 comentario en ““Otra vez tenemos que levantar banderas de derechos que habíamos conquistado””

  1. Le mando saludos desde Villa Mercedes (SL) felicitaciines a una gran persona (por sobre los meritos academicos) con grandes valores y que sin duda deja una huella, de las buenas!! Abrazo

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