
Daniel Filmus, ex Ministro de Educación y de Ciencia, Tecnología e Innovación, visitó la Universidad Nacional de Río Cuarto para presentar su reciente libro “¡Afuera!: El lugar de la educación y la ciencia en el anarcocapitalismo”, en donde compila textos de diferentes autores e investigadores sobre el presente de estas áreas en el país. En la entrevista con Otro Punto, realizó un repaso por los puntos centrales del conflicto que afecta a la educación superior pública y al desarrollo científico y tecnológico.
Una pizarra, un fibrón y palabras inconexas. Así, desde una sencilla frivolidad, expuso Javier Milei el futuro de la Argentina en agosto de 2023 en televisión. Su frase de cabecera: ¡Afuera! Todo lo que sobraba en el ámbito estatal, según su particular visión “liberal”, debía ser eliminado. El entonces candidato a la presidencia prometía suprimir ministerios de un plumazo, entre ellos los de Educación, Ciencia y Tecnología o Salud. No fueron solo ítems a borrar en una pizarra, sino que, al asumir el gobierno, significaron un retroceso garrafal para el desarrollo educacional y científico para nuestro país.
De eso habla “¡Afuera!: El lugar de la educación y la ciencia en el anarcocapitalismo”, el libro que Daniel Filmus presentó el miércoles en el Aula Magna de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto. El ex Ministro de Educación (2003-2007) y Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (2021-2023) Daniel Filmus recopila allí textos escritos por diferentes autores, investigadores y pensadores de la educación acerca del rol que asumió el actual gobierno nacional frente a la educación y el desarrollo científico y tecnológico.
Uno de los puntos centrales de la candidatura de Milei a la presidencia fue el achicamiento del Estado y la visión de que la conducción de la educación no debía ser una responsabilidad estatal o pública. Inclusive, argumentó que la educación no debería ser obligatoria. Muchos escépticos pensaron que, al asumir, no cumpliría con lo dicho. Sin embargo, hoy Argentina no tiene ni Ministerio de Educación ni Ministerio de Ciencia y Tecnología, eliminados desde diciembre de 2023.
Filmus retrata en la presentación de su libro el objetivo de estas páginas: “Quienes participamos con nuestros textos de la publicación de este libro creemos que es urgente poner en debate las ideas y las acciones que está llevando adelante el actual gobierno, alertar a la ciudadanía y, en particular, a los protagonistas del sistema educativo y de los organismos de ciencia y tecnología sobre la gravedad de la situación que enfrentamos. No estamos sólo frente a un tremendo ajuste que tiene como objetivo lograr el equilibrio fiscal. Estamos frente al peligro de la destrucción de la educación y la ciencia forjada durante mucho tiempo y con mucho esfuerzo en la Argentina. Destrucción que, como toda demolición, puede ocurrir muy rápidamente. En cambio, el camino para su recuperación llevará mucho tiempo y será muy costoso”.

Minutos antes del inicio de su disertación, Filmus accedió en exclusiva a una charla con Otro Punto, en donde se refirió, en primera instancia, a las motivaciones para convocar a distintos autores y recopilar sus textos en este libro: “El nombre remite a las palabras del aquel momento candidato a presidente Milei que planteaba eliminar los ministerios al hablar de educación, ciencia y tecnología. Uno imaginaba que no lo iba a hacer, y hoy en día Argentina es el único país del mundo que no tiene ni Ministerio de Educación ni Ministerio de Ciencia y Tecnología. No es un tema de una estructura burocrática, sino que es un gobierno que no está preocupado por financiar, apoyar y mejorar la calidad de la educación por un lado, ni por el aporte que hace la ciencia y la tecnología al desarrollo del país y a la resolución de los problemas de los argentinos”.
Previo a la conversación con este medio, Filmus estuvo reunido con la rectora de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Marisa Rovera. En el contexto actual, el ex Ministro supone fundamental pensar la Universidad hacia afuera: “Venimos recorriendo y nos vienen invitando desde distintos puntos del país para poder discutir estos temas y poner más en valor el papel de la Universidad. Lo hablamos con la rectora, muchas veces la Universidad peca de mirarse hacia adentro, por ocuparse más de problemas propios que por resolver problemas de la sociedad”, expresó.
– ¿Por qué es importante hablar de desarrollo educacional, científico y tecnológico?
– Por ejemplo, hoy no estaríamos hablando si no hubiese satélites argentinos comunicacionales. Argentina es el único país de la región que lo pudo hacer. Argentina fue el único país de la región que fabricó la vacuna contra el COVID-19. Argentina es el único país de la región que puede hacer reactores nucleares propios con fines pacíficos. Argentina es el único país de la región que está entre los diez que tienen más empresas de base biotecnológica en el mundo. Son tantos los desarrollos científicos que hizo la Universidad junto con el CONICET y el sistema científico que resuelven problemas concretos que tienen los argentinos. Es conocimiento universal, que sirve para toda la humanidad. Pero sí debemos decir, por ejemplo, que los problemas de Río Cuarto los tiene que resolver la Universidad Nacional de Río Cuarto. Ahí no hay ningún reemplazo. Uno puede decir que los grandes temas se pueden discutir a nivel global en los países centrales, pero los problemas nuestros los tenemos que resolver con nuestro conocimiento.

– ¿En qué medida las movilizaciones sociales universitarias funcionan en este contexto? ¿Hay cierto desánimo en este presente que afecta a esta lucha?
– Esas grandes marchas universitarias permitieron que hoy la Universidad siga funcionando. No había para pagar la luz, el gas, o mantener equipos que si se pierden, se pierden años de investigación. Hoy sigue abierta, con problemas presupuestarios muy grandes, entre otros temas salariales de los docentes. Muchos se están yendo de la Universidad. Muchos de los investigadores más importantes que tenemos se están yendo del país. Hay que mantener el clima de movilización. Logramos que siga abierta, pero eso no implica que el deterioro presupuestario perjudica la calidad de lo que se aprende en este espacio.
– Dada la fuga de investigadores, ¿desde qué lugar se puede accionar para que esto no suceda? ¿Qué debería, a su criterio, entender y hacer el gobierno nacional frente a esta crisis?
– Hay una preocupación muy grave. Hoy no hay posibilidad de ingreso en el CONICET porque no se pueden obtener becas de doctorado. Un joven que quiere seguir en la investigación, se tiene que ir del país. Nuestros jóvenes están muy bien formados y hay que decir que los salarios de los investigadores son salarios globales. Acá se compite con los salarios de Estados Unidos, Alemania o Japón. A los mejores se los llevan de los países centrales. La exportación de materia gris es una de las exportaciones que más perjudican a los países en vías de desarrollo. Hay que seguir trabajando para que el gobierno entienda que es imprescindible sostener la investigación, que en algunos casos implican décadas y décadas de la misma. Sobre todo que, si se sale de carrera en esos temas, dentro de dos años no se puede volver. El satélite que hoy es de última generación, en dos años ya no va a ser de última generación. Lo mismo con el reactor o la inteligencia artificial. Es algo que vivimos cotidianamente. SI Argentina queda al margen del desarrollo tecnológico, después lo compra llave en mano y suceden dos perjuicios: o se genera una dependencia tecnológica para siempre o quedas fuera de la carrera.