Fuga del crack de las criptomonedas
Lo que el humo no deja ver
Con 22 años, pasó de ser un desconocido a jefe de prensa y principal auspiciante de Asociación Atlética Estudiantes. Desde ese lugar, Matías Centurión captó millonarias inversiones en criptomonedas y arrasó los bolsillos de dirigentes, jugadores y allegados del club. Su novia dejó un sugestivo mensaje en whatsapp: “El Mati va a volver, no va a cagar a nadie”
El silencio cuando se invoca el nombre de Matías Centurión en el club de la Avenida España, es ensordecedor. Desde que desapareció de la ciudad –entre la noche del miércoles 18 de diciembre y la madrugada del 19- las semanas sin noticias se fueron acumulando igual que los rumores. ¿Qué pasó con el exjefe de prensa de Asociación Atlética Estudiantes? ¿Se marchó al extranjero para vivir del dinero que le esquilmó a quienes confiaron en su empresa de criptomonedas? ¿Lo amenazaron y se asustó? ¿No podía devolver la plata a los inversores y espera recuperarse económicamente para regresar a la ciudad? La usina de rumores no cesa de producir hipótesis. Pero, a la hora de hablar de Centurión, todos son ciegos, sordos y, sobre todo mudos.
Lo concreto es que el chico del jopo castaño y frondoso que manejaba el departamento de prensa del club se hizo humo. Y para desentrañar la trama detrás de esa cortina de humo es preciso armarse de paciencia: hay que desafiar un cerco informativo monolítico en el club, y hay que asegurar la confidencialidad de las fuentes.
Sólo así empiezan a aflorar las aristas.
De eso no se habla (y de aquello tampoco)
De un tiempo a esta parte, las conferencias de prensa se ralearon y, pese a que el inicio de la nueva campaña del club en la segunda división del fútbol argentino está a la vuelta de la esquina y se logró el regreso de uno de los técnicos más cotizados de la categoría, los entrenamientos se hacen a puertas cerradas y los periodistas deportivos no encuentran resquicios para nutrirse de información. “Esto se parece a una logia –reflexiona uno de los habitués del palco de prensa-. El hermetismo es total. Hace dos meses que el club está haciendo la pretemporada y no pudimos presenciar una sola práctica. No se hacen conferencias de prensa. No hay ningún comunicado oficial sobre la situación del presidente”.
Tanto silenzio stampa no es antojadizo. Desde fines de 2024, Estudiantes viene siendo noticia nacional y no precisamente por su faceta deportiva. A la aparatosa detención de su cabeza máxima, el multifacético empresario Alicio Dagatti, en una causa en la que se lo investiga por una presunta asociación ilícita que se dedicaba al ingreso de drogas, celulares y bebidas a la cárcel de Bouwer, se le sumó a los pocos días la desaparición de Matías Centurión, el joven de 22 años que dejó un tendal de damnificados en su empresa de criptomonedas “CryptoDeFi”.
¿Quién es Centurión y cómo se granjeó la confianza de jugadores, dirigentes e hinchas del club para que dejaran en sus manos sus ahorros? Para empezar a entender eso, hay que transportarse al Antonio Candini, en los primeros meses de 2024.

Allá vamos.
Por entonces, ya era una costumbre que cada vez que el León de la Avenida salía a la cancha lo recibiera una espesa nube color celeste que se irradiaba desde la tribuna norte donde se concentra la barra hacia todo el estadio. ¿Lo ven? El humo avanza, trepa por las tribunas oeste, sur y la alta hasta un punto en que hinchas y jugadores son una sola materia evanescente. Es un espectáculo electrizante que no tiene precio.
Es un decir.
Las bombas de humo en tono cian tienen un costo (¡y bastante alto!). El que reúne el dinero para pagarlas últimamente es ese pibe delgado que en el brazo izquierdo tiene tatuado la sigla de Ronaldo -CR7-, en letras góticas. Todavía es un desconocido, pero eso está a punto de cambiar.
“Lo voy a cagar a trompadas”
“Yo a ese pibe le piqué el boleto desde el día uno. No me preguntés por qué, pero nunca me gustó. Le veía una actitud fea. Después sí, tuvimos una discusión fuerte y ya lo quería cagar a trompadas”. “Ese pibe” es Centurión, el mismo al que hace un mes y diez días parece habérselo tragado la tierra. El que lo quería “cagar a trompadas” es alguien que está muy allegado a Estudiantes.
La pirotecnia verbal con el encargado de prensa vino por un canje que el club había cerrado con el Mercado de Abasto. A cambio de la provisión de fruta, Estudiantes se comprometía a difundir en sus redes sociales los spots del mercado. Pero eso no sucedió.
-Che, estamos renegando mucho con el vago de prensa. No nos quiere pasar los spots. –Fue la queja que llegó a la sede de la Avenida España, a los pocos días de cerrar el acuerdo.
A raíz de ese reclamo, le pidieron a Centurión que difundiera los flyers dos veces por semana y arrobara al Mercado de Abasto. La respuesta, otra vez, fue una negativa rotunda.
-¿Me vas a hacer llamar al Alicio por esto? –Le advirtieron al joven.
-Hacé lo que quieras. –Se entalonó el encargado de prensa.
“Lo llamé a Dagatti y le dije que si ese pendejo seguía así lo iba a cagar a trompadas. El Alicio se río y me dijo que lo iba a hablar él. Desde ese momento, lo tuve entre ojos”, confió uno de los colaboradores del club a Otro Punto.
Agrega que a los más cercanos, les advertía: “ese pibe nos va a terminar tirando una bomba”. Y así fue.
-¿Por qué dijo eso, en ese momento?
-No sé, pura intuición. –Responde el colaborador, y la deja picando.
Aunque Otro Punto no se lo pregunta, aclara por si acaso. “Por suerte, yo no puse un solo peso en las cripto”.
Otros no tuvieron la misma suerte.
Con el aval que le daba ser uno de los principales sponsors del club y estar al frente de la difusión, hubo integrantes del plantel, dirigentes e hinchas que se vieron tentados por el alto porcentaje de rendimiento que prometían las inversiones en CryptoDeFi y acabaron poniendo buena parte de sus ahorros en las manos del audaz broker.
Es curioso. Pese a las cuantiosas pérdidas que les ocasionó a sus inversores no hubo una lluvia de afectados que acudiera a la Justicia para denunciar la presunta estafa.
A falta de noticias sobre su paradero, su novia mandó un mensaje de whatsapp cuya captura se viralizó entre las familias perjudicadas y pretende ser tranquilizador. “El Mati va a volver, no va a cagar a nadie”, escribió.
¿Será así, o seguirá siendo humo?
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