El “crack de las criptomonedas” le llevó todos los ahorros
“No lo denuncié porque
hay algo muy raro atrás”
Otro Punto rompió el muro de silencio que desde hace meses rodea al club más importante de la ciudad y habló con uno de los damnificados por el exjefe de prensa Matías Centurión. “A mí me liquidó”, admitió este padre de familia que perdió una alta suma en dólares
Todos, o casi todos, tienen familia. Le confiaron parte o la totalidad de sus ahorros y, en algunos casos, también los ahorros de las personas más cercanas. La reacción entre quienes se vieron afectados por la fuga de Matías Centurión –el exjefe de prensa de Asociación Atlética Estudiantes- es bastante similar: sienten una mezcla de bronca, estupor y vergüenza.
Por eso, la mayoría se escuda en el silencio. Por eso, casi todos evitaron hacer la denuncia penal, salvo el caso de una persona –este periodista confirmó que es totalmente ajena al club- que se decidió a romper el pacto de silencio y contó en la Justicia cómo fue desapoderado del dinero que invirtió en la empresa de criptomonedas que regenteaba Centurión. Otro Punto lo reveló el lunes último en su página web (https://otropunto.ar/a-fondo/denuncia-matias-centurion/).
Del día a la noche, la cara visible de CryptoDeFi, la empresa que captaba inversiones de criptomonedas se mandó a mudar de la ciudad, sin dejar ningún rastro, salvo el tendal de bolsillos averiados sobre todo entre los integrantes de la comunidad futbolera del club más importante de la ciudad.
A esa comunidad pertenece uno de los damnificados que aceptó hablar con Otro Punto, con la condición de que su imagen y su nombre sean preservados. “Tengo detrás una familia, y todo esto me ha hecho muchísimo daño, por eso prefiero que no se revele mi identidad”, pidió con cautela a este medio, antes de abrirse al diálogo.
Fabricio (el nombre es ficticio) fue tejiendo una relación estrecha con Centurión desde hacía meses. Él también se dedicaba a las criptomonedas pero lo hacía a una escala mucho menor. “Trabajaba con cuentas propias, nunca manejé cuentas de terceros. Este chico aparentaba tenerla muy clara por eso yo lo consultaba seguido. Si tenía alguna duda, lo hablaba con Matías”.

La operatoria que llevaba adelante Fabricio era considerada por él “de bajo riesgo” porque, salvo que la criptomoneda desaparezca prácticamente es nula la posibilidad de que quien invierte pierda su capital. “Yo manejaba sólo las principales criptomonedas; en cambio la cartera de él era más amplia. Trabajaba con contrato y, en cuanto a lo personal, me ofrecía hacer movimientos con mi cuenta”.
Ese fue el pecado original de Fabricio, sólo que entonces no vio ninguna señal de la debacle que sobrevendría. “Yo le pasaba la cuenta, él la trabajaba y me la devolvía con el porcentaje de ganancias correspondiente”. Así fueron manejándose durante meses.
Hasta la última vez.
“No tenía la pinta de alguien que te fuera a cagar”
“Centurión me pidió la cuenta porque estaba por comprar una moneda que estaba por salir. Supuestamente, la terminó comprando, me pasó la ganancia y la cuenta”. Pero enseguida le volvió a pedir la cuenta personal. “Me dijo que salía otra moneda y me preguntó si quería volver a comprar”. Fabricio accedió una vez más a habilitarle el permiso. La operatoria la hicieron a través de una “billetera fría”, que se maneja a través de un pen drive y que, según explica Fabricio, otorga más seguridad a las transacciones.
No fue su caso.
El miércoles 18 de diciembre, por la noche, Matías Centurión desaparece de Río Cuarto, borra todas sus huellas en las redes sociales y se lleva consigo los ahorros de todas las personas que habían confiado en él, inclusive Fabricio. “Se quedó con mi cuenta, y con todo el dinero que había ahí”. Por pudor, no dice cuánto fue el importe que le arrebató Centurión.
Lo que sí afirma es que el monto global al que asciende la presunta estafa perpetrada por el joven que manejaba las redes sociales de La libertad Avanza en Río Cuarto, es mucho mayor que lo que trascendió públicamente: las versiones hablan de una suma mayor a los 500 mil dólares, Fabricio está convencido de que el monto de la defraudación trepa al doble de esa cifra. “No tengo pruebas de eso, pero tampoco tengo dudas”, sentencia.
“La ganancia que se puede obtener ronda entre el 5 y el 8 por ciento mensual. A veces, un poquito más, a veces un poquito menos. Depende del movimiento del mercado. Tu cuenta se va valorizando de acuerdo a la cotización de la moneda. Vos tenés la posibilidad de ir trabajando esa plata”, explica.
Cuando se le pregunta por el perfil de las personas que fueron engañadas, Fabricio se muestra renuente a dar precisiones. Por primera vez, se siente incómodo en la charla. “De jugadores que hayan sido estafados… no tengo idea. Sé que había personas…que uno de los jugadores le había pedido que le devolviera la plata para cambiarse el auto. Dirigentes…”.
Ni el aspecto, ni el modo en que procedía Matías Centurión le despertaron nunca la mínima sospecha: “era hincha del club, se metió en la parte de prensa, colaboraba mucho, no tenía la pinta de ser alguien que te fuera a cagar”.
Volviendo al perjuicio económico que sufrió, admite. “A mí me liquidó, me llevó todos los ahorros. Contaba con ese dinero y ahora no está”.
Fabricio, al igual que la enorme mayoría de las personas damnificadas por la empresa CrytoDeFi, que era uno de los principales auspiciantes del principal club de Río Cuarto, decidió al menos por ahora no acudir a la Justicia. “No me quiero meter en más líos, decidí no hacer la denuncia porque creo que acá hay algo muy raro atrás y hay un temor generalizado”.
“Me contestaba como si nada”
Confiesa que hasta apenas dos o tres horas antes de que se perdiera todo contacto con Centurión, estuvieron intercambiando mensajes telefónicos. “El loco me contestaba como si nada. Pienso que acá hubo algo más. O se mandó una cagada -que no sé cuál pudo haber sido- y eso le hizo perder parte del capital. O se ha encontrado apretado por algunas personas y se fue por temor a que le hicieran algo… No sé, hay que tener en cuenta que anteriormente pasaron cosas en la ciudad”.
Fabricio no aclara a qué se refiere, pero apenas dos semanas antes de la fuga de Centurión se produjo la detención del presidente del club de la Avenida España, Alicio Dagatti, acusado de montar una asociación ilícita para introducir elementos prohibidos a la cárcel de Bouwer. Y antes de la detención de Dagatti y su hijo Ignacio, se constató la muerte del prestamista, Gabriel Russo, en dudosas circunstancias.
En esa oportunidad, el 14 de noviembre pasado, LV16 título aquella noticia de una manera que enfureció al presidente de Estudiantes de Río Cuarto.
Murió Gabriel Russo, exdirigente de Estudiantes, se leía en la página web de ese medio. La reacción de Dagatti llegó a través de las redes y, pareció desmedida:
“¿Qué necesidad de mencionar a Estudiantes en cada titular negativo o para noticias tan macabras como la que sacudió hoy a la ciudad? Los responsables de poner con palabras precisas los hechos, solo se ocupan de emplear a la institución como protagonista.. ¿Qué buscan?”, escribió Dagatti en su cuenta de X. (https://x.com/AlicioDagatti/status/1857249542116192756)
Nadie volvió a expresarse públicamente sobre ese lamentable suceso. El contrapunto quedó ahí.
“Hay algo demasiado profundo y oscuro”
Este padre de familia que perdió todos sus ahorros a manos de Centurión, no considera que quienes invierten en criptomonedas estén haciendo algo ilegal. “Quizás el hecho de que haya gente que puso plata que no pueda declarar, o las amenazas que hay por detrás, hayan influido para que se fuera de la ciudad. La sensación es que hay algo demasiado profundo y oscuro. En mi caso, lo que perdí fue mucha plata, pero tampoco es que con ese dinero me iba a salvar de por vida, prefiero darlo por perdido y si en algún momento se aclara, buenísimo”.
-¿Se puso en contacto con la familia de Centurión?
-No, no quise ir a verlos porque, sinceramente, no sé cómo puedo llegar a reaccionar. Prefiero esperar un tiempo. Lo que sí me parece raro es el comportamiento de la familia porque si a mí me desaparece un hijo muevo cielo y tierra para encontrarlo.
Fabricio cree que los familiares del joven fugitivo actuaron de una manera por lo menos curiosa. Recordó que los hermanos de Matías Centurión tenían programado abrir un local de bebidas justo el día siguiente a la desaparición del exjefe de prensa de Estudiantes. Finalmente, decidieron no abrir el día anunciado, pero sólo se trató de una postergación. Al poco tiempo, terminaron abriéndolo igual.
En el epílogo de la entrevista, Fabricio invierte los roles. Ahora es él el que pregunta:
-Es raro, ¿no?. Si desaparece tu hermano, ¿vos harías una cosa así?…
