Sobrefacturación millonaria al Pami Río Cuarto
¿Quiénes están presos y por qué?
En estas horas, la Justicia Federal está definiendo si los tres directivos de la cuestionada empresa de servicios médicos Ethical Salud S.A. seguirán detenidos o podrán continuar sus procesos en libertad. El viernes 7 fueron enviados a la cárcel para evitar que entorpezcan una investigación que marcha a todo vapor. Otro Punto revela quiénes son y de qué se los acusa.
Aún no se disipó la borrasca del viernes negro, tras los allanamientos simultáneos que la Justicia Federal montó en Río Cuarto, en Córdoba Capital y en localidades del sur provincial, la lluviosa mañana del 7 de noviembre. Sin embargo, y pese al hermetismo en la causa, Otro Punto pudo precisar algunos datos. Entre ellos las identidades de los tres integrantes de la empresa de salud Ethical que hoy están presos, acusados de haber montado una asociación ilícita dedicada a inflar de manera exponencial los montos que le cobraba mensualmente al Pami Río Cuarto.
Como lo anticipáramos en un posteo del domingo último, uno de los detenidos es el gerente de Ethical Río Cuarto, Gonzalo Lima, quien fue conducido a una celda de Bouwer con la barba canosa descuidada y una campera inflable azul marino, debajo de la cual se veían una remera gris y un cárdigan oscuro.
La figura delgada de Lima se recortaba en una pared “tapizada” por un nylon celeste y por una especie de regla gigante que sirve para estimar la altura del detenido. En el caso del gerente caído en desgracia, marcaba casi un metro ochenta. Tal era la foto destinada al prontuario. Un prontuario que hoy lo tiene a Lima acusado por los delitos de asociación ilícita y defraudación.
No es el único. ¿Quiénes son los otros detenidos?
En la redada también cayeron otros dos integrantes de Ethical (razón social poco feliz si las hay, dadas las circunstancias). Uno es Pablo Antonio Azdich, de 55 años, con domicilio en la ciudad de Córdoba. Al igual que Lima, fue conducido al Establecimiento Penitenciario Padre Luchesse, de Bouwer, a escasos 20 kilómetros de la capital provincial. El otro es Lucas Sebastián Kurilkovich, de 43 años y con domicilio en Holmberg quien fue conducido por un móvil de Gendarmería al Establecimiento Penitenciario número 6, de Río Cuarto. Todos ellos quedaron sospechados de integrar una asociación ilícita dedicada a obtener beneficios económicos indebidos, a través de la utilización de afiliados a Pami.

“No puedo hablar”. La presencia del gendarme en la puerta de Ethical, confirmaba el allanamiento la lluviosa mañana del viernes 7 de noviembre.
¿Cómo era la maniobra que montaron? Según surge de la auditoría interna de la UGL36 de Pami, el hospital de día de la calle Hipólito Irigoyen 1519 tramó un doble engaño. Por un lado, habría utilizado los datos de afiliados de Pami que, circunstancialmente, concurrían a ese centro de salud para hacerlos pasar como pacientes con ACV o con politraumatismos severos que por su condición requerían de una atención compleja y costosa. Por otro lado, ni siquiera habría ofrecidoel tratamiento de complejidad a los escasos pacientes que habían sufrido un ACV y que efectivamente necesitaban de una atención de cuatro horas diarias durante toda la semana.
“Cuando fuimos a chequear el lugar, tenían un par de bicicletas y escasos instrumentales que, de ninguna manera, podrían haber dado atención al centenar de pacientes con “cuadros complejos” que venían facturándole mes a mes a Pami”, comentaron en la obra social.
Y remarcaron con lógica irreprochable: “Acá no estamos hablando de una maniobra que solo perjudica económicamente a la obra social, sino que se pudo haber afectado a pacientes que realmente tenían un cuadro severo de ACV y que por no haber recibido la atención que les correspondía, tal vez hoy no hayan podido rehabilitarse como corresponde”.
A una semana de la lluviosa mañana en que los riocuartenses nos desayunamos con los móviles de Gendarmería color verde oliva en el centro y en el macrocentro de la ciudad, la imagen resultó tan potente -y tan infrecuente- que hay que remontarse al tórrido febrero de 2019 para encontrar un episodio comparable. En aquel verano fueron 55 los allanamientos coordinados en distintos puntos de la ciudad y en las serranías del sur provincial. Buscaban desbaratar así a la principal banda de narcolavado de esta zona. Una gigantesca red que era capitaneada por el “zar de la droga”, Claudio Torres, quien fuera acribillado en la puerta de su casa, segundos después de bajarse de un imponente Audi color amarillo, el 16 de enero de ese 2019.
Esta vez, los allanamientos múltiples de la Justicia Federal fueron 15 y, si bien se centraron en Río Cuarto, también se produjeron en Córdoba capital donde los sabuesos pusieron patas para arriba un estudio contable; y en localidades del departamento como Gigena y Berrotarán, donde las maniobras de Ethical también habrían dejados sus huellas.
De esa batería de procedimientos simultáneos, la redada que dejó perplejos a sus trabajadores fue la que se produjo en pleno edificio céntrico de Alvear 842. Eran las ocho de la mañana del viernes cuando una veintena de uniformados irrumpió con sus uniformes.
-¡Atención a todos, pongan los celulares en modo avión y déjenlos adentro de esta caja! –Fue la imperiosa frase que dejó a los empleados paralizados.
Acto seguido, los de traje camuflado se fueron colando por las escaleras hacia las distintas reparticiones clave: recursos humanos, el área contable, jurídicas y la sección de auditoría, de Pami. Más de cuatro horas estuvieron en la UGL revisando computadoras y documentación.
Entre la comitiva de Gendarmería y los sabuesos de Arca había un personaje que desentonaba como una mosca blanca. Estaba vestido sin uniforme y sólo miraba aquí y allá, sin demasiado interés. Con el paso de las horas, una de las trabajadoras se animó a encararlo:
-¿Usted quién es? ¿Es de la Justicia?
-No señora, a mí me agarraron en la puerta de mi casa, cuando iba para el trabajo. –Fue la escueta respuesta, que le dio el extraño, con aire resignado.
Lo habían llevado de las pestañas a las 6.30 de la mañana cuando se preparaba para ir a trabajar a una empresa manisera. Desde un móvil de Gendarmería le preguntaron si tenía encima su DNI y, cuando respondió afirmativamente, su día cambió por completo. Le retuvieron el celular, se lo llevaron consigo y lo devolvieron a su casa entrada la tarde del viernes, sin poder dar aviso a nadie.
¿Y ahora qué pasa?
Después del efecto sorpresa del viernes 7 de noviembre, la Justicia Federal está atando cabos y procesando las pruebas con un objetivo en mente: definir en qué situación procesal quedarán los tres detenidos y determinar si habrá nuevas detenciones.

Entretanto, la causa colateral, la que investiga a Víctor Genesio, también continúa a buen ritmo. Hoy se sabe que el ex jefe médico de Pami quedó imputado de “calumnias o falsa imputación” (¿fue el autor de los correos anónimos que escrachaban a las tres mujeres?). Pero, además, la Justicia Federal lo acusa de “amenazas, abuso de autoridad, y violación de los deberes del funcionario público”. A todos estos cargos, el acusado respondió con el silencio cuando fue llamado a indagatoria por el juez Carlos Ochoa. Ahora, será el turno de una decena de testigos que empezaron a ser citados desde esta semana. Entre ellas, claro está, las denunciantes: la jefa de Auditoría Médica, la responsable del área Auditoría, y la encargada de Afiliaciones.
Lo que estas personas digan ante el juez Carlos Ochoa puede resultar útil para determinar si efectivamente Genesio hostigó laboralmente a las tres trabajadoras de Pami que lo denunciaron, y si tuvo hacia ellas comportamientos indebidos que puedan configurar algún tipo de abuso sexual.
Pero no sólo para eso.
Como si se deslizaran por caminos convergentes, cada vez hay más indicios de que la “causa Genesio” y la “causa Ethical” están estrechamente ligadas. Si se demuestra que el hostigamiento laboral contra las funcionarias del Pami local existió, la pregunta siguiente se cae de madura: ¿cuál era el motivo por el que Genesio las puso en la mira?
Aunque la borrasca del viernes tormentoso no se disipó, a esta altura queda suficientemente claro que las mujeres que denunciaron el abuso del ex jefe médico, son las mismas que destaparon la sobrefacturación millonaria al Pami, que hoy está en boca de todos.



por eso digo.. LA CULPA NO LA TIENE EL CHANCHO, SINO QUIEN LE DA DE COMER!!!!!!
cuando pedís darte de alta en pami.. pasa la papelería por 20000 manos.. todos personajes inutiles que solo sientan el cu.. en una silla y esperan el 30 de cada mes para ir a su caja de ahorro.. de trabajar.. de ser eficiente en la función encomendada.. ?.. NADA.. ni qué decir que cada vez que un profesional o centro de salud pide incorporarse, correspondería acercarse al lugar y ver “de qué se trata”.. qué equipamiento tiene.. qué especialización (en este caso tener alguna especialización en rehabilitación neurológica, algo que no cualquiera la tiene).. en fin.. lo que el abc del sentido común indica.. pero en cambio hacen “la gran gasalla”.. hablan, hablan, hablan.. ponen sello acá, ponen sello allá.. y quizás.. alguna “comisionsita” para que todo avance.. de importarle la salud de los afiliados?.. NADA.. de importarles que no vaya el pami a la quiebra?.. NADA.. y así seguimos..