Bolivia, en un círculo de repeticiones

El Domingo 17 de Agosto serán las elecciones presidenciales en Bolivia. El MAS, sector que hegemonizó la política boliviana durante veinte años, está a un paso de perder la personería jurídica, pese a ser el partido del Gobierno actual en La Paz.

En dicha elección general se conformará un nuevo Congreso de 130 Diputados y 36 Senadores para el período 2025-2030, que seguramente tendrá mayoría de los partidos que responden a los candidatos “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina. Dichos aspirantes no solamente tienen planteos ideológicos, políticos y económicos que son el reverso de los años de Evo Morales, sino que inclusive reivindican el golpe de Estado de 2019 y consideran a su entonces Presidenta, Jeanine Añez como una “presa política”.

Durante los años de Evo Morales (2005-2019), la situación económica y social de Bolivia mejoró notablemente. Más allá de la estabilidad política a partir de la reanudación democrática de 1982, el Presidente Morales logró sacar a millones de la situación de extrema pobreza, mejorar la infraestructura de comunicaciones y cambiar la lógica de exportación de hidrocarburos y metales que históricamente había favorecido a los monopolios. Como conclusión, el Estado logró atesorar divisas en el Banco Central, generando una estabilidad económica que redundó en mejoras en salarios y condiciones de vida.

Pero la ceguera política no es algo que afecte solamente a ciertos autócratas esparcidos por el mundo; Evo Morales planteó un referéndum para sortear la limitación que le impedía acceder a una nueva postulación en 2019, lo que sería su cuarto mandato consecutivo. Los bolivianos dijeron “No” a permitir que el presidente Evo Morales se presentara a un cuarto mandado. Se trataba de su primera derrota electoral en 10 años. Después de dos tensas jornadas de recuento, ante el igualado resultado, según el recuento oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE), finalmente el “No” se impuso en el referendo celebrado en Febrero de 2016. Con el 99,7% de los votos escrutados el “No” obtenía el 51,3% frente al 48,7% que lograba el “Sí”.

candidato “Tuto” Quiroga

Contrariamente a lo que la lógica política indicaba -que hubiera sido comenzar a “construir” un “delfín” para que fuera su candidato en 2019-, Evo presionó a la Corte Suprema de Justicia para que declara inconstitucional la limitación electoral; según la Corte Suprema, era un “derecho humano” el poder presentarse y que el pueblo decidiera. Con ese argumento en la mano, Evo forzó la situación legal y en unas elecciones que fueron cuestionadas por la oposición -pese a que la propia OEA de Almagro confirmó la transparencia del proceso-, fue reelecto para un cuarto mandato. Los hechos se sucedieron. Ante su voluntad de convocar a la oposición a una nueva elección, inclusive a renunciar a su reelección, los sectores ligados a la derecha política decidieron el golpe de Estado y que de manera irregular, la Senadora Jeanine Añez asumiera el cargo.

Un año después, con masacres y persecuciones políticas mediante, la dictadura llamó a elecciones, y el candidato del MAS, quien fuera el “Ministro de Economía del milagro” de Evo Morales, Luis Arce, se impuso como Presidente. Pero allí Evo continuó con sus errores, al plantear que quería no sólo tener influencia y derecho de veto sobre el Gobierno de Arce, sino ser el candidato a la sucesión. Ante la negativa de Arce a permitirlo, y frente a una manifestación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresando que “la reelección no es un derecho humano”, el Tribunal Supremo Electoral ratificó la imposibilidad de Morales para ser nuevamente candidato. Lo que siguió fue una serie de marchas -muchas de ellas violentas-, en las que Evo insistía en que Arce buscaba su “proscripción”. Finalmente, ante los hechos consumados, Evo llamó a “anular el voto” en las elecciones del 17 de Agosto.

samuel doria medina

Arce decidió no presentarse, y las improvisaciones que se generaron definieron que el candidato oficialista, Eduardo Del Castillo, hoy no supere los 3 puntos porcentuales. Así las cosas, ocho candidatos se disputarán la Presidencia de Bolivia. Se trata de todos hombres que están entre los 36 y los 70 años. Ellos son: Samuel Doria Medina de Unidad (Unidad Nacional + Creemos), Jorge “Tuto” Quiroga  de Libre (FRI + Demócratas), Andrónico Rodríguez de Alianza Popular (MTS + PSR + MATE), Carlos Eduardo del Castillo de Movimiento al Socialismo (MAS), Manfred Reyes Villa de Autonomía Para Bolivia y Súmate (APB-Súmate), Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano y Jhonny Fernández  de La Fuerza del Pueblo.

El empresario y candidato socialdemócrata Samuel Doria Medina lidera los sondeos. Según la encuesta de Ipsos Ciesmori para Unitel, el candidato de Unidad obtendría un 21,5% de los votos, seguido por el ex presidente boliviano y compañero de fórmula del dictador Hugo Banzer, Jorge Tuto Quiroga, de Libre, con el 19,6% y tercero el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes, de APB- Súmate con el 8,3%.

Quiroga y Doria Medina. Uno de ellos será Presidente

Bolivia vuelve a mostrar que el eterno retorno a recetas fracasadas siempre es posible; inclusive -y a tono con varios Estados latinoamericanos-, también es posible la reivindicación de los peores fantasmas del pasado.

La ceguera y los errores políticos se pagan caro. Y lo peor es que los paga el pueblo.

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