
¿Se acuerdan de Siria? Es un país donde estalló una guerra civil tras unas protestas antigubernamentales el 15 de Marzo de 2011. Esas protestas acabaron en enfrentamientos entre las fuerzas armadas del país y la oposición, que incluyó a varios grupos terroristas.
Luego del ataque de Israel en contra de dirigentes e infraestructura del movimiento shiíta libanés Jizballah durante la segunda parte de 2024, los militantes que luchaban junto al Presidente Al-Assad retornaron al Líbano para evitar la sangría ante el inminente ataque terrestre de las FDI. Al-Assad, despojado de su principal infantería, caería once días después, el 8 de Diciembre de 2024, escapándose a Moscú, donde su fiel aliado Vladimir Putin le dio cobijo.
Tras su caída, el ex líder de la versión siria de Al-Qaeda, Ahmad Al-Sharaa ha llevado adelante una sutil aproximación a los Estados Unidos e Israel, se ha alejado de Irán -que ha perdido a su principal aliado en la región-, pero ha continuado con los ataques a grupos opositores, como los alauitas en el oeste o los drusos en el sur.

Tanto los Estados Unidos como Israel advirtieron, primero de palabra y luego con hechos, que no permitirían que el nuevo régimen de Damasco se las tomara contra opositores políticos o religiosos; debe recordarse que el régimen de Al-Assad era formalmente laico, y que pese a que los procesos de toma de decisiones estaban cooptados por miembros de la fe alauita, jamás se ensañó con sunnitas, cristianos, coptos o drusos.
Ahora, Netanyahu advirtió que no permitirá que Al-Sharaa continúe con sus ataques hacia los drusos que controlan la región próxima al monte Golán, ocupado por Israel desde 1967, y que la excusa de “normalizar el país desarmando a las milicias irregulares” no le servirá a Damasco para acercarse a las posiciones militares controladas desde Jerusalén.
El inestable nuevo régimen de Damasco, pese a todo, decidió continuar con la promesa hecha al mundo en el sentido de “normalizar democráticamente” al país. El venidero 5 de Octubre tendrán lugar las elecciones del Parlamento unicameral de 240 miembros. Pero dado que la situación de un país saliendo de una guerra civil no permite contar con un censo, documentos oficiales y control estatal normalizado en todo el territorio (hay varios distritos aún en manos de combatientes opositores), la selección de los futuros parlamentarios será indirecta.

En medio de todo ello, existen miles de familias que claman por saber el destino de cientos de miles de desaparecidos o detenidos, cuyos paraderos -o cuerpos- se desconocen. Desde la asunción del actual Gobierno, se sabe que al menos cien mil personas fueron torturadas, asesinadas o desaparecidas durante el régimen anterior. Pero aún se desconocen los números definitivos de una guerra civil que, de manera extraoficial, habría costado más de 600.000 personas….
Y otro actor -con fuerte influencia sobre la cuestión siria-, Israel, también es protagonista de otra tragedia: la llamada “guerra contra el terrorismo” de Hamas, en Gaza. A casi dos años del ataque terrorista del 7 de Octubre de 2023, la enceguecida avanzada del Gobierno de Netanyahu ha costado más de 68.000 muertos en la franja de Gaza.
Pero nada de esto podría haber sido posible sin la existencia de poderosos cómplices externos, que o bien avalaron -y avalan- o bien combatieron directamente: Estados Unidos de América, Turquía, Rusia, Francia, Irán o, inclusive, Catar. Cada uno de esos países tomó partido en Siria durante la prolongada guerra civil, como lo hicieron posteriormente en la tragedia que se está desarrollando en Gaza.
Tal vez por eso a nadie le interese de verdad en los grandes centros de decisión del mundo, que se sepa toda la verdad sobre la guerra civil siria, sobre la responsabilidad que le cupo en crímenes de guerra al actual líder en Damasco, o cuánto dinero pusieron en armamentos las potencias externas para terminar matando a más de medio millón de civiles, y convirtiendo en refugiados -rechazados allí adonde quisieran ir- a más de dos millones más.

Y en Israel, sólo la protección de Trump y sus acólitos -como los actuales Gobiernos argentino y salvadoreño-, evita que la ONU condene a un Gobierno que acaba de expresar como respuesta al reconocimiento de Palestina como Estado por parte de más de 150 países, que “anexionará los territorios palestinos” para “tornar en imposible ese mencionado Estado palestino”. Y nadie criticó como debiera haberse hecho, la declaración del ministro de finanzas Belzalel Smotrich, cuando habló de que “cuando acabe esta guerra, Gaza será un importante emprendimiento inmobiliario, con empresas norteamericanas y sin palestinos”.
Es que en la sociedad de las redes sociales, del “sólo hoy y sin proyectos de futuro”, parece que todo puede reducirse a números, aunque muchos de ellos sean seres humanos tan iguales como quienes están leyendo esta nota.
Sí, sólo que más de 600.000 sirios y 65.000 palestinos jamás podrán leer ni esta nota ni ninguna, pues sus ojos fueron cerrados por decisores a sueldo de fabricantes de armas.
Pero, ¿a quién le importa?
