Francia fracturada, ¿adelanta elecciones?

El domingo 5 de octubre, el designado Premier francés, Sébastien Lecornu, presentó “en sociedad” a su gabinete de ministros. Había sido encargado por el Presidente Macron el pasado 4 de setiembre. Pasaron dos horas y los partidos opositores anunciaron su rechazo al gabinete propuesto, al tiempo que amenazaron con una nueva moción de censura en la Asamblea Nacional. El lunes 6, Lecornu dimitió.

Pero el Presidente Macron, sabiendo que su tiempo político se acaba -si no se le ha acabado ya-, la ratificó la confianza y le dio 48 horas para que logre consenso con diversas fuerzas parlamentarias, y así poder enfrentar exitosamente la presentación de los presupuestos generales para 2026 antes del venidero 31 de diciembre.

Ahora, al momento de escribirse esta columna, las agencias internacionales dan cuenta de la siguiente información: “Emmanuel Macron ha aceptado este miércoles dar marcha atrás en la simbólica -y polémica- reforma de las pensiones aprobada en el 2023, que elevó de 62 a 64 años la edad legal de jubilación. Se trata de una gran concesión a la izquierda y a los sindicatos con el objetivo de apuntalar al frágil gobierno y, sobre todo, evitar unas elecciones anticipadas que no garantizarían dar estabilidad a una Francia políticamente muy fracturada.

“El primer ministro dimisionario, Sébastien Lecornu, muy próximo al jefe de Estado, fue el encargado de negociar el compromiso, contrarreloj, con los socialistas, los ecologistas y los comunistas. En el sistema francés, muy presidencialista, está claro que un acuerdo de esta trascendencia solo puede producirse con el visto bueno de Macron” (La Vanguardia).

¿Le queda aire al Presidente Macron? Está claro que con este acuerdo es probable que pasen los Presupuestos por la Asamblea Nacional, pero el problema denunciado por 3 de los últimos Primeros Ministros se mantiene: la incapacidad francesa de superar un déficit crónico y un endeudamiento que crece a razón de doce millones de euros por hora.

Formalmente se puede decir que puede mantenerse en el cargo por cuanto al tener presupuesto y gabinete, las cosas marchan. Pero que la capacidad de gobierno del Premier esté supeditada a una mayoría atada a que la oposición de izquierdas le apruebe las propuestas, evidencia que se está ante un gobierno cuyo poder se ha diluido como arena en las manos de un niño que juega en la playa.

¿A quién le conviene esta situación? Indudablemente la oposición busca que el Presidente llegue con mucha debilidad al 2026, donde su patética limitación de facultades decisionales lo llevarán lentamente a una nueva moción de censura a un Gabinete que difícilmente pueda enfrentar una situación económica ya inmanejable. Debe tenerse en cuenta que Bruselas le exige a París bajar el déficit y reducir su endeudamiento. De esta manera, si el Gabinete carece de facultades en la Asamblea Nacional de encauzar la economía francesa, la pregunta sería cuánto falta para que caiga el actual gobierno y el Presidente deba designar a un nuevo gabinete (si es que alguien le acepta).

En otro excelente artículo de Eusebio Val (La Vanguardia), “Durante la jornada, el partido de Marine Le Pen, el Reagrupamiento Nacional (RN, extrema derecha) insistió en que la única solución para superar el bloqueo institucional era disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas. La tres veces candidata al Elíseo consideró que los partidos franceses han ofrecido “un espectáculo desesperante”, por lo que exigió “el final de la broma”. La líder ultraderechista acusó a sus rivales de tener miedo a someterse a las urnas.

“La tercera crisis de gobierno en menos de un año ha contribuido a hundir aún más la popularidad de Macron. Según un último sondeo del instituto Elabe para el rotativo económico Les Echos, solo un 14% de los franceses aprueba la gestión del presidente de la República, dos puntos menos que una encuesta de la semana pasada encargada por Figaro Magazine. Se trata del nivel más bajo alcanzado por Macron desde que llegó al Elíseo en mayo del 2016. El socialista François Hollande, en cuyo gobierno Macron fue ministro de Economía y Finanzas, también cayó al 16% en el 2016, en la fase final de su mandato”.

Una vez más, la fragmentación del sistema de partidos políticos que se está observando en gran parte de Occidente, y donde el giro ideológico hacia posiciones de extrema derecha fuerzan bloqueos legislativos o parálisis de gobiernos, lleva a reflexionar sobre la peligrosa tendencia a premiar con cargos de decisión a personas sin trayectorias ni ideologías; en toda sociedad es preocupante sustituir a estructuras previsibles por profetas con posiciones reñidas con la más elemental idea de flexibilidad.

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