¿Guiño del Consejo de Seguridad para un Estado palestino?

La tarde-noche del lunes 17 de Noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU trató un Proyecto de Resolución presentado por los Estados Unidos de América para la creación de una “Fuerza Internacional de Estabilización”, que debería ir reemplazando a las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) a medida que se vayan corriendo hacia los límites de la Franja de Gaza con Israel.

Pero lo interesante es que la Resolución 2803 del Consejo de Seguridad tiene como anexo el Plan de veinte puntos del Presidente Donald Trump, en el que se hace referencia a una eventual aplicación del Principio de Autodeterminación de los Pueblos reconocido en la Resolución 1514 de 1960, previa reestructuración de la Autoridad Nacional Palestina. De darse ese paso, el propio Plan estaría aceptando el derecho del Pueblo palestino a darse su propio Estado y gobernarse a sí mismo.

La propia página de la ONU publica lo siguiente: “El texto pide «el establecimiento de la Junta de Paz como una administración transitoria con personalidad jurídica internacional». Salvo la referencia al presidente Trump hecha por el representante de Estados Unidos, la resolución no especifica quiénes integrarán la Junta, pero señala que «establecerá el marco y coordinará la financiación para la reurbanización de Gaza (…) hasta que la Autoridad Palestina haya completado satisfactoriamente su programa de reformas». Una vez que la Autoridad Palestina haya llevado a cabo las reformas solicitadas y la reurbanización de Gaza esté en marcha, «se podrán dar por fin las condiciones necesarias para una vía factible hacia la libre determinación y la condición de Estado de Palestina. Los Estados Unidos establecerán un diálogo entre Israel y los palestinos para acordar un horizonte político que permita alcanzar una coexistencia pacífica y próspera».”

La Resolución fue aprobada por 13 votos a favor y dos abstenciones: China y la Federación Rusa. Esto no es menor. Más allá de las críticas de los Embajadores de ambos Estados porque “no establecía plazos concretos” ni mencionaba “expresamente la creación de un Estado palestino”, evitaron utilizar el veto del cual gozan como privilegio de ser Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad. La lectura obligada es que dieron un guiño a favor de la consecución del Plan de Trump, acorralando a un Israel cuyo Gobierno tuvo reacciones divididas y contradictorias tras la votación. Netanyahu resaltó “la voluntad de la sociedad internacional de desarmar al terrorismo y eliminar la amenaza para el Estado de Israel”, pero los ministros ultras del Gabinete, Smotrich (finanzas) y Ben-Gvir (seguridad), criticaron con dureza cualquier referencia al “Pueblo palestino”, instando este último a “matar a cualquier dirigente palestino que plantee un Estado en tierras bíblicas de Israel”.

Queda claro que muchas de las pautas de los 20 puntos de Trump son inaplicables si no existe una voluntad israelí de avanzar en un proceso que implique desarticular los asentamientos en Cisjordania, así como abandonar la Franja de Gaza. El problema es que ambos extremos chocan con los socios de la coalición de Gobierno, que directamente llaman a “anexionar los territorios ocupados (sic) por los palestinos, Judea y Samaria (Cisjordania) y Gaza”. Asimismo, Netanyahu carece de márgenes de acción ampliados, pues junto con las presiones de los partidos religiosos de su coalición, está la fuerte presión de quien tal vez es el único aliado que le queda, Donald Trump. Debe seguirse de cerca la evolución de la posición de Turquía, cada día más dura con Israel, y ocupando claramente el espacio que quedó vacante luego de los feroces ataques de Netanyahu y Trump a Irán. También -queda claro- debe existir una corresponsabilidad del movimiento Hamas de renunciar a la violencia, entregar las armas, reconocer a Israel y retirarse de la Franja, permitiendo a la Autoridad Nacional Palestina asumir la administración (aunque no está previsto en los veinte puntos ni sería aceptado hoy por Israel).

Ni bien se aprobó la Resolución, Francesca Albanese, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967, expresó que “Acojo con satisfacción la renovada atención del Consejo de Seguridad sobre Gaza y la necesidad urgente de un alto al fuego permanente”. Pero a continuación expresó su “profunda perplejidad”: “Pese a los horrores de los últimos dos años y la jurisprudencia clara de la Corte Internacional de Justicia, el Consejo ha optado por no basar su respuesta en el mismo cuerpo de derecho que está obligado a defender: el derecho internacional de los Derechos Humanos, el derecho que rige el uso de la fuerza, el derecho internacional humanitario y la Carta de las Naciones Unidas”. Y añadió: “el Artículo 24(2) de la Carta de la ONU deja claro que, en el desempeño de sus funciones, el Consejo ‘actuará de acuerdo con los Propósitos y Principios de las Naciones Unidas”.

Como se ve, hasta la propia ONU a través de diversos funcionarios tiene dudas respecto de la aplicabilidad de sus propias resoluciones. Ojalá que las nubes que siguen poblando el horizonte comiencen a despejarse, aunque el pronóstico se mantiene con alertas.

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