Los EEUU, entre Monroe y la mediocridad política doméstica

Un Donald Trump desesperado por desviar la atención por el escándalo derivado del caso Jeffrey Epstein (un depredador sexual que se suicidó en prisión en 2019, a la espera del juicio), decidió embestir contra el ex Presidente Barack Obama y contra miembros de su propio sector interno en el Partido Republicano, los “MAGA” (Make America Great Again).

En el mes de Mayo pasado, el equipo de la Fiscal General Pam Bondi y sus investigadores descubrieron que en lo que dio en llamar un “camión de documentos” sobre el escandaloso caso Epstein, el nombre de Donald Trump aparecía muchas veces. A partir de las negaciones de la Casa Blanca y frente al propio pedido de sus seguidores para que se “investigue a fondo”, el Presidente llamó “estúpidos” a quienes dudaron de su palabra -aunque fueran sus más fieles votantes-, y la emprendió contra la oposición y la prensa (nada extraño en la política, parece).

Cuando comenzó a hacerse público que el actual Presidente pudo haber participado de fiestas de dudosa moralidad con su entonces amigo Epstein, fue marcado el descenso de la popularidad de Trump; sus propios seguidores, que creían en las acusaciones de su líder respecto de que todo estaba corrupto menos ellos, le exigieron que se investigara a fondo y que las conclusiones se hicieran públicas. Trump respondió con insultos y esta semana decidió atacar a Barack Obama, aunque no por esta causa.

Trump decidió publicar en sus redes sociales un video realizado por inteligencia artificial -al igual que hacen los seguidores de un mandatario amigo en otra parte del Continente-, donde se ve a Obama saliendo detenido del Salón Oval de la Casa Blanca. Seguidamente, ante la indignación de la dirigencia Demócrata, Trump acusó a Obama de “traición al país, por haber fraguado un Golpe de Estado urdiendo un fraude para evitar que Hillary Clinton perdiera las elecciones de 2016”. La realidad lo desmiente olímpicamente. Mientras los Demócratas jamás acusaron a Putin y su Rusia de haber interferido los sistemas de votación para perjudicar a Hillary, Trump se desgañitó acusando a los eslavos de haber pretendido fraguar las elecciones (que terminaron favoreciéndolo a él).

Y ahora, pese a que no existe causa judicial alguna contra Obama -ni por esa causa ni por ninguna otra-, Trump pretende que el ex Presidente Demócrata y el matutino The Wall Street Journal se han confabulado para generar las condiciones que justifiquen un juicio político (supuestamente por publicar información sobre los documentos que lo vinculan con Epstein y sus fiestas negras).

Trump y Epstein

Nada cambia en una dirigencia política que, tanto en el Norte como en el Sur, se comporta como adolescente, echando culpas de errores propios a todos los demás. Jamás son culpables de nada, pero el mundo se ha confabulado contra ellos. Lo sorprendente es que esté pasando en un país que se jacta de enseñar Democracia y Libertades al resto del mundo, basándose nada menos que en una supuesta excepcionalidad social y en un Destino Manifiesto.

La dirigencia política del país del Norte hace rato que deja mucho que desear; los Demócratas, que dejaron traslucir que conocían las fallas cognitivas de Biden desde la mitad de su mandato, pese a lo cual insistieron en una eventual candidatura a la reelección, hasta que la realidad les estalló en la cara. Y los Republicanos…bueno, con Trump haciendo de las suyas y el Vicepresidente Vance y el Secretario de Estado Marco Rubio maltratando a cuanto líder extranjero se les cruza.

Trump, Ted Cruz, Marco Rubio

Y, para frutilla de postre, vuelven a estrategias que en su momento fallaron para enviar al resto del mundo Embajadores que operen como virtuales Interventores y, además, como Jefes de Campaña de los oficialismos adeptos a la Casa Blanca; es el caso de la propuesta de Peter Lamelas para viajar a Buenos Aires, cuya sesión de aprobación en el Senado evidenció a qué se dedicará. “El problema de Argentina es que tiene 23 Provincias autónomas que pueden hacer contratos con empresas chinas. Me dedicaré a viajar y hablar con esos Gobernadores para evitar que esto pase. Asimismo, me preocuparé de que la Sra. Cristina Fernández de Kirchner reciba en la Justicia la sentencia que merece. Y apoyaré a Milei en su elección de medio término”.

¿Qué habría pensado el Presidente Monroe cuando habló de “América para los americanos”? ¿En la no injerencia europea en América o en la apropiación continental por parte de Washington? Al parecer, la respuesta está más que clara.

En definitiva, el problema no fue Monroe, sino quienes lo sucedieron…

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